miércoles, 20 de octubre de 2010
ORACION DE ADVIENTO
¿Por qué Dios preguntas? ¿A qué Dios esperas?
¿Qué has salido a buscar y a ver en el desierto?
ESCUCHA A TU DIOS, HOMBRE DE ADVIENTO:
“No llames a la puerta de un dios que no existe,
de un dios que tú te imaginas…
Si esperas… ábrete a la sorpresa del Dios que viene
y no del dios que tú te haces…
Tú, hombre, y todos los hombres, tenéis siempre la misma tentación:
hacer un dios a vuestra imagen.
Yo te lo digo, hombre, yo Dios de vivos, yo, Dios de Abraham y de Jacob,
soy un Dios más allá de vuestras invenciones…
Tú, hombre, y tantos otros, salís a ver dónde está Dios…
Os dicen: “aquí está…” Pero no le veis, y os sentís desanimados.
Sí, desanimados porque Dios no está donde os han dicho:
Y Dios está vivo.
Pero vosotros no tenéis mentalidad de reino:
no descubrís a Dios en lo sencillo.
Os parece que lo sencillo es demasiado poco para que allí esté Dios.
Sabedlo: Yo, el Señor Dios, estoy en lo sencillo y pequeño…
Hombre de hoy y de siempre: deja espacio a tu Dios dentro de tu corazón.
Sólo puede nacer y crecer donde mi palabra es acogida..
Qué tranquilo te quedas, hombre, haciendo “lo que hay que hacer”
porque “haciendo cosas de siempre” evitas la novedad del evangelio.
Pero yo te digo que tu corazón queda cerrado,
y tus ojos incapaces de ver el camino por donde yo llego.
No te defiendas, hombre, como haces siempre.
No te escondas bajo ritos vacíos.
Sal a ver al Bautista en el Jordán:
Allí verás que los únicos no convertidos son siempre
los que se saben justificar y se tienen por hijos de Abraham.
Hombre, si me esperas,
deja de hacerme tú el camino y ponte en el camino que yo te señalo
por boca de los profetas: Abre el corazón a mi palabra.
Yo, tu Dios, te hablo.
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