‘Profes’ de Religión mendigando horas en Canarias. Por José Luis Cámara
La asignatura de Religión es optativa, pero la mayor parte de los colegios del Archipiélago la imparten y la mayoría de las familias optan
por matricular a sus hijos.
Gestiones diferentes y dependientes de dos administraciones
distintas; profesores que se ven obligados a compartir centros para
lograr un salario digno; sesiones cada vez más reducidas y escasos
derechos laborales. Este es el desolador panorama que viven los profesores de Religión,
un colectivo que poco a poco se va desintegrando por la desidia de los
gobiernos central y autonómico. Y es que, a pesar de que la asignatura
se imparte todavía en más del 80% de los centros escolares del
Archipiélago, continúa habiendo dos colectivos diferenciados entre los
docentes. Por un lado están los profesores de Primaria, que pertenecen
al Ministerio de Educación, lo que los convierte en el
único personal que no está transferido aún a la comunidad autónoma. Su
gestión, por tanto, depende del Gobierno central, a pesar de que ejercen
su labor en colegios de las Islas, dependientes de la Consejería de Educación.
En la orilla opuesta se encuentra el profesorado de Religión de
Secundaria, que sí pertenece al departamento regional y se rige por sus
normas.
En primaria, los docentes no pueden impartir otra asignatura, ni ser tutores; algo que sí se les permite a los de secundaria
Desde el sindicato Anpe explican que “la situación
más grave la viven los docentes de Primaria, porque a pesar de
desempeñar su trabajo en centros canarios, su régimen laboral depende de
una administración distinta. Por eso, su tipo de jornada, horarios,
etc, no vienen fijados por la Consejería, aunque estén dando clase en un
centro que sí depende de ella”. Actualmente, “la reducción del horario
de la asignatura está provocando que el Ministerio contrate a muchos
docentes por horas, lo que en la práctica ha supuesto importantes
recortes en el salario”, subraya Víctor González, vicepresidente de Anpe
Canarias. Tampoco hay un listado público de baremación de estos
profesores, y no se sabe con certeza qué criterio sigue el Ministerio a
la hora de contratar al personal. Estas cuestiones se han llevado varias
veces a los tribunales, pero estos han acabado dando la razón a la
entidad pública, a pesar de las quejas de padres, profesores y
sindicatos por el trato que reciben los docentes de Religión.
En Primaria, “la situación es tan alarmante que los profesores tienen
que mendigar con los centros para que la hora de profundización
curricular se la den a Religión”, destaca Víctor González, quien asegura
que en 2010 en el Archipiélago había 625 docentes que impartían la
asignatura, mientras que este curso hubo 546, lo que supone 79
profesores menos, a pesar de que el número de alumnos matriculados
apenas ha variado. En el caso de Secundaria, en los últimos seis años se
han perdido 28 puestos de trabajo. Entre los motivos de esta alarmante
reducción del profesorado de Religión están, según Anpe, la disminución
del tiempo de clase (se ha pasado de una hora a solo 45 minutos en
Canarias); la pérdida de una sesión en más del 15% de los centros
escolares del Archipiélago; y la pésima gestión por parte del
Ministerio.
“Es un cuerpo que poco a poco va desangrándose, especialmente en
Primaria, porque el Ministerio ha hecho dejación de sus funciones y
también se niega a negociar un convenio colectivo, ni a reconocer
derechos laborales, y mucho menos desde que está en funciones”, denota
el vicepresidente de Anpe.
La mayor parte de los centros del Archipiélago dan a religión la hora de profundización curricular que permite educación
En Canarias, la situación ha mejorado ligeramente para los docentes
de Secundaria, aunque los anteriores responsables de la Consejería de
Educación, con el socialista José Miguel Pérez a la cabeza, restaron una
hora de Religión a 3º de la ESO, por lo que la asignatura se quedó con
una sola sesión en 1º, 2º, 3º y 4º. Como compensación, se puso de forma
voluntaria en 2º de Bachillerato. Mientras, en Primaria antes había dos
sesiones, reducidas ahora a una, aunque a cambio se añadió la denominada
“hora de profundización curricular”, que permite a los centros escoger
la asignatura que quieran impartir durante ese tiempo que antes tenía la
Religión.
La inmensa mayoría de los colegios isleños, en cualquier caso,
optaron por darle esa hora a Religión, pero la tendencia puede variar.
“La situación de los profesores cambia cada curso escolar, porque a día
de hoy todavía no saben cuántas horas de clase van a dar. En Primaria,
además, no pueden impartir ninguna otra asignatura, ni ser tutores, ni
coordinadores,…, porque el Ministerio no se lo permite. En Secundaria sí
pueden ser incluso jefes de departamento y tutores, aunque seguimos
luchando para que se respeten algunas cuestiones, como el hecho de que
puedan pertenecer a los equipos directivos”, arguye Víctor González,
quien insiste en que “hay que tener en cuenta que se trata de personal
laboral docente, y existe un vacío legal por el cual no les permite
acogerse a los derechos que tienen los funcionarios, ni tampoco al
personal laboral normal”.
El 80% de las familias sigue matriculando a sus hijos en la asignatura
A pesar de la reducción horaria impuesta por la Consejería de Educación
que antes dirigía José Miguel Pérez, el 75% de los consejos escolares de
Canarias decidieron mantener las dos sesiones semanales actuales, y más
del 83% de las familias optaron el curso pasado por matricular a sus
hijos en esta materia.
Para el sindicato Anpe era “contradictorio” que desde el Ejecutivo
regional se defendiera la necesidad de aplicar horas de refuerzo a
Matemáticas y Lengua, pero luego se incorporase al currículo una nueva
asignatura sobre Educación Emocional, contenidos que, para Anpe,
“podrían impartirse de forma transversal en varias materias”.
Las mismas fuentes recordaron que más de 62.000 firmas mostraron su
apoyo el año pasado al colectivo de profesores de Religión, uno de los
más perjudicados por las nefastas políticas educativas que se han puesto
en marcha en nuestro país en los últimos años. Con la llegada de
Soledad Monzón a la Consejería, la situación ha mejorado, pero aún queda
camino por recorrer.
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