viernes, 24 de enero de 2014

Megapost Reflejos de Luz




La vida no se mide anotando puntos.
La vida no se mide por el número de amigos que tienes, 
ni por cómo te aceptan los otros.
No se mide según los planes que tienes para el fin de semana 
o por si te quedas en casa sólo.
No se mide según con quién sales, con quién solías salir, ni por el número de personas con quienes has salido, ni por si no has salido nunca con nadie.
No se mide por la personas que has besado.
No se mide por la fama de tu familia, por el dinero que tienes, por la marca de coche que manejas, ni por el lugar donde estudias o trabajas.
No se mide ni por lo guapo ni por lo feo que eres, por la marca de ropa que llevas, ni por los zapatos, ni por el tipo que música que te gusta.
La vida simplemente no es nada de eso.
La vida se mide según a quién amas y según a quién dañas.
Se mide según la felicidad o la tristeza que propicias y  proporcionas a otros.
Se mide por los compromisos que cumples y las confianzas que traicionas.
Se trata de la amistad, que puede usarse como algo sagrado o como un arma.
Se trata de lo que se dice y lo que se hace 
y lo que se quiere decir o hacer, sea dañino o benéfico.
Se trata de los juicios que formulas, 
por qué los formulas y a quién o contra quién los comentas.
Se trata de a quién no le haces caso o ignoras adrede.
Se trata de los celos, del miedo, de la ignorancia y de la venganza.
Se trata del amor, el respeto o el odio que llevas dentro de ti, 
de cómo lo cultivas y de cómo lo riegas.
Pero por la mayor parte, se trata de si usas la vida 
para alimentar el corazón de otros.
Tú y solo tú escoges la manera en que vas a vivir o afectar a otros 
y esas decisiones son de lo que se trata la vida.
Hacer un amigo es una Gracia. Tener un amigo es un Don.
Conservar un amigo es una Virtud. Ser un amigo es un Honor.
Tú haces brotar las fuentes en los montes,
el agua del torrente
que desciende hasta el valle,
en la que abrevan los rebaños
y a cuya orilla hace su nido el pájaro.
Tú haces crecer la hierba para el ganado
y las plantas que el hombre cultiva
para sacar su pan de la tierra
y el vino que alegra su corazón
y hace que brille su rostro.

Cuando llega la noche, las fieras se mueven
y salen en busca de su alimento.
Cuando llega el día, se ocultan,
y el hombre sale a trabajar
hasta el atardecer, en que acaba su faena.

¡Qué hermoso es el inmenso mar,
con los infinitos peces que en él se mueven
y los enormes monstruos marinos!
Sobre sus aguas navegan los barcos.
Quiero cantarle al Señor.
¡Que mi canto le agrade!
El Señor es mi contento.
Algunos textos bíblicos para reflexionar sobre la paz:
Lucas 2,14 Paz a los hombres, a los que Dios ama.
Lucas 12,51 No he venido a traer la paz (falsa).
Juan 20,19-23 Jesús da la paz que el mundo no da.
Santiago 3,18 El fruto de la justicia es sembrar la paz...
Colosenses 1,20 Reconcilió a todos haciendo la paz en la cruz.
Romanos 5,1 Todo creyente, justificado por Cristo, está en paz con Dios.
Gálatas 5,22 y Romanos 14,17 El Reino es paz, justicia y gozo en el Espíritu.

Salmos 85:8
Efesios 2:11-22
Romanos14:19-15:7








Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz.
Son como el monótono discurso de la lluvia, la indumentaria elástica de la paloma y el báculo del mar.
Las aspas del molino soñarán con el aire impetuoso que absuelve la maleza del campo,
mientras el labriego esparce la semilla de la consolación y brotan las lujuriosas hortalizas.

Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz.
El pescador heroico recogerá las redes de fulgor plateado y ensalzará las olas.
Se aplacará la violencia hostil de los relámpagos y la luna allanará la senda del pastor solitario.
Nacerá la concordia en los barrios sombríos sin otro atenuante que el chorro miserable
de la fuente, sellada en el tiempo de sequía, y se amontonarán las hojas de los álamos.

Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz.
No habrá ningún caballo que muera de tristeza ni un breviario escondido en el atril del templo,
ni la carta patética de un niño paralítico perdida en el buzón del tiempo malogrado.
Conmoverá el austero Sermón de la Montaña hasta alcanzar el íntimo territorio del hombre.
Se encenderán las lámparas de los orfelinatos y su luz compasiva reconciliará la tierra.

Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz.
Si te acostumbras a ver siempre el lado positivo de las cosas:
En las dificultades, te superarás con más facilidad; en los desaciertos, te sobrepondrás con voluntad; en las dudas, sabrás discernir con mayor  seguridad; en los problemas, la solución te resultará más fácil; en los momentos de soledad,  el pesimismo no te doblegará;  en la enfermedad, sabrás luchar con fe;  ante el desprecio, tu ánimo no decaerá;  
en horas difíciles, una luz interior te guiará;
y, por sobre todas las cosas, un bello mañana  empieza ya hoy a ser realidad.
Cada mañana sales al balcón
y oteas el horizonte por ver si vuelvo.
Cada mañana bajas saltando las escaleras
y echas a correr por el campo
cuando me adivinas a lo lejos.
Cada mañana me cortas la palabra,
te abalanzas sobre mí
y me rodeas con un abrazo redondo
el cuerpo entero.
Cada mañana contratas la banda de músicos
y organizas una fiesta por mí
por el ancho mundo.
Cada mañana me dices al oído
con voz de primavera:
“Hoy puedes empezar de cero”.
Paz



No hay camino para la paz, la paz es el camino” 
dijo Mahatma Gandhi. 

¿Acaso importa ser blanco, negro o amarillo? 
¿Acaso importa profesar una u otra religión? 
¿Acaso importa tener más que otros? 
¿Acaso importa pertenecer a una cultura u otra? 

“Los hombres construimos demasiados muros y no suficientes puentes” ya afirmó Isaac Newton. El mundo se rige por la ley del más fuerte, del más poderoso, del más rico… Pocas veces nos preocupamos por los pobres, los marginados, los que lo han perdido todo tras la guerra, etc. Moverse por intereses propios es lo único que a veces preocupa a aquellos que gobiernan este 
mundo. 

Por ello, tomemos ejemplos de tantas persona que hacen de su bandera, de su vida, de su forma de hablar, de comportarse, un estilo no violento y orientado a la Paz. 
Aprendamos de las palabras de la misma Madre Teresa de Calcuta en las que decía que “La paz comienza con una sonrisa” . 

Nosotros hoy queremos, como Gandhi, como Teresa de Calcuta, como Jesús de Nazaret, como tantos hombres y mujeres que ofrecen su vida por la paz, reclamar al mundo que deje las guerras a un lado y que en las naciones de todo el mundo reine la PAZ. Que no se juegue con la vida de miles de personas y que no por intereses de dos o tres tengan que sufrir millones de personas. 

DIGAMOS NO A LA VIOLENCIA… SÍ A LA PAZ.
LA PAZ VENDRÁ. Si crees que la sonrisa es más fuerte que las armas.
Si crees en el poder de una mano tendida.
Si crees que lo que aúna a los hombres es más fuerte que lo que les separa.

LA PAZ VENDRÁ. Si crees que ser diferente es una riqueza y no un peligro.
Si sabes mirar a los otros con un poco de amor.
Si prefieres la esperanza a la sospecha.

LA PAZ VENDRÁ. Si estimas que debes dar el primer paso para acercarte al otro.
Si puedes alegrarte de la alegría de tu vecino.
Si la mirada de un niño puede, todavía, desarmar tu corazón.

LA PAZ VENDRÁ. Si la injusticia que padecen los otros te duele tanto como la que tú sufres.
Si sabes aceptar que el otro te haga un servicio.
Si crees que el perdón va más allá que la venganza.

LA PAZ VENDRÁ. Si sabes cantar la alegría de los demás y danzar su fiesta,
Si puedes escuchar la desdicha que te hace perder tu tiempo y permanecer con la sonrisa en los labios.

LA PAZ VENDRÁ. Si sabes aceptar la crítica sin defenderte.
Si crees que los demás te pueden ayudar a cambiar.
Si no te escandaliza el Evangelio.
Con las manos unidas,
formamos grupo junto a Ti, Jesús.
Sentimos el calor del compañero.
Nuestra fuerza une las manos,
nuestros corazones los unes Tú.
Y al sonreírnos entre nosotros,
es tu alegría la que asoma a  nuestros labios.
Tu amor, tu alegría y tu fuerza,
habitan en cada uno de nosotros,
y nos impulsan a formar un grupo unido.
Señor, nosotros queremos amarnos,
sin que nadie quede excluido.
Queremos vivir alegres,
y no dejaremos que el enfado nos separe.
Queremos ser una fuerte cadena
y entre todos haremos cosas grandes.
Que ninguno se sienta marginado,
ni haya nadie despreciado
entre nosotros.
Al que esté triste o preocupado,
trataremos todos de ayudarle.
PORQUE ERES TU
QUIEN NOS UNE, JESÚS.

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