Tú dices: “Yo soy la resurrección y la vida”,
y todo cambia ante nuestros ojos. En tus manos se transforma el mundo, Señor. Nuestra tierra, escenario del odio, se convierte en la semilla de tu Reino. En sus surcos Tú trabajas. Nuestra alegría, que tan pronto pasa, se hace semilla de alegría eterna. De su luz Tú sacarás el sol. La muerte ya no pone término porque en el término Tú siembras el comienzo. La vida y la muerte en duro combate. Vence la vida porque Tú estás en ella. Y nosotros vencemos contigo. En Ti resucitó la tierra. En ti resucitó el cielo. En Ti se hunde todo y se yergue, sola, la vida. |
Posted: 14 Jul 2013 02:00 AM PDT
A ti, Señor, presento mi ilusión y mi esfuerzo;
en ti, mi Dios, confío, confío porque sé que me amas. Que en la prueba no ceda al cansancio, que tu gracia triunfe siempre en mí. Yo espero siempre en ti. Yo sé que tú nunca defraudas al que en ti confía. Indícame tus caminos, Señor, enséñame tus sendas. Que en mi vida se abran caminos de paz y bien, caminos de justicia y libertad. Que en mi vida se abran sendas de esperanza, sendas de igualdad y servicio. Encamíname fielmente, Señor. Enséñame tú que eres mi Dios y Salvador. Recuerda, Señor, que tu ternura y tu lealtad nunca se acaba; no te acuerdes de mis pecados. Acuérdate de mí con tu lealtad, por tu gran bondad, Señor. Tú eres bueno y recto y enseñas el camino a los desorientados. Encamina a los humildes por la rectitud, enseña a los humildes su camino. Tus sendas son la lealtad y la fidelidad para los que guardan tu alianza y tus mandatos. Porque eres bueno, perdona mi culpa. Cuando te soy fiel, Señor, tú me enseñas un camino cierto; así viviré feliz y enriquecerás mi vida con tus dones. Tú, Señor, te fías de mí y me esperas siempre. Tú, Señor, quieres que sea de verdad tu amigo. Tengo los ojos puestos en ti que me libras de mis amarras y ataduras. Vuélvete hacia mí y ten piedad, pues estoy sólo y afligido. Ensancha mi corazón encogido y sácame de mis angustias. Mira mis trabajos y mis penas y perdona todos mis pecados. Señor, guarda mi vida y líbrame de mí mismos. Señor, que salga de mi concha y vaya hacia ti y que no quede defraudado de haberme confiado a ti. Indícame tus caminos, Señor, tú que eres el Camino. Hazme andar por el sendero de la verdad, tú que eres la Verdad del hombre. Despierta en mí el manantial de mi vida, tú que eres la Vida de cuanto existe. |
Posted: 14 Jul 2013 01:30 AM PDT
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
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«No penséis que he venido a la tierra a sembrar paz: no he venido a
sembrar paz, sino espadas. He venido a enemistar al hombre con su padre,
a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; los enemigos de cada
uno serán los de su propia casa.
El
que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el
que quiere a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí; y el
que no coge su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que encuentre su
vida la perderá, y el que pierda su vida por mí, la encontrará.
El
que os recibe a vosotros, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al
que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá
paga de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, tendrá
paga de justo. El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua
fresca, a uno de estos pobrecillos, sólo porque es mi discípulo, no
perderá su paga, os lo aseguro».
Cuando Jesús acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades.
Mateo 10, 34 – 11, 1
PARA LA VIDA
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Nos encontramos al final del “discurso de la Misión” de Mateo, con
estas afirmaciones paradójicas de Jesús y que incluso nos pueden
confundir (al menos a primera vista). Y es que efectivamente la causa de
Jesús, y su seguimiento, va a producir división y discordia. Esta
experiencia la vivieron sus seguidores de forma inmediata en su propia
existencia: expulsados de las sinagogas, perseguidos, malinterpretados y
acosados, etc... Y todo ello por vivir el estilo que Jesús propone.
-
De ahí que el Maestro pueda invitar a algo que aparentemente sea
inhumano: “el que no tome la cruz y me siga no es digno de mí” (v. 38): y
es que seguir las huellas del mismo Jesús es el objetivo final de sus
seguidores. Aceptar a Jesús conlleva la cruz, porque él asume la cruz de
sus hermanos, se hace solidario. Quien no entienda y acepte este
planteamiento, no podrá ser su seguidor. ¡Con cuánta facilidad me canso
de vivir así! Y al mismo tiempo... ¡en cuántos momentos me apasionan las
palabras de Jesús, y su propuesta despierta los mejores deseos de
generosidad, de entrega por la causa de la fraternidad y del Reino!
“¡Háblame, Señor, que tu siervo escucha...!”
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Dame la mano y no la sueltes,
que te quiero y no quiero perderte,
que soy pequeño y tengo miedo,
que es oscura la noche.
Padre, abrázame;
abrázame y no me sueltes,
que te deseo y deseo tenerte,
que soy niño y necesito calor,
que es fría la noche.
Padre, dime,
cuéntame y no dejes de hablarme,
que estoy solo y necesito sentirte,
que no soy nada y necesito tu voz,
que es silenciosa la noche.
Padre, mírame,
que te amo y necesito verte,
que soy tu hijo
y deseo la luz de tus ojos,
que es ciega la noche.
Padre, ayúdame y no me dejes,
que es larga la noche.
que te quiero y no quiero perderte,
que soy pequeño y tengo miedo,
que es oscura la noche.
Padre, abrázame;
abrázame y no me sueltes,
que te deseo y deseo tenerte,
que soy niño y necesito calor,
que es fría la noche.
Padre, dime,
cuéntame y no dejes de hablarme,
que estoy solo y necesito sentirte,
que no soy nada y necesito tu voz,
que es silenciosa la noche.
Padre, mírame,
que te amo y necesito verte,
que soy tu hijo
y deseo la luz de tus ojos,
que es ciega la noche.
Padre, ayúdame y no me dejes,
que es larga la noche.
- "Cuando mires a tus compañeros, procura mirarte a ti mismo", dijo el maestro al discípulo.
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"Pero, ¿no es una actitud egoísta?", cuestionó el discípulo. "si nos
preocupamos por nosotros mismos, jamás veremos lo que los otros tienen
de bueno para ofrecer".
-
"Ojalá siempre consiguiéramos ver las cosas buenas que están a nuestro
alrededor", contestó el maestro, "pero, en verdad, cuando miramos al
prójimo estamos sólo buscando defectos.
Intentamos descubrir su maldad, porque deseamos que sea peor que nosotros.
Nunca lo perdonamos si nos hiere, porque creemos que jamás seríamos perdonados por él.
Conseguimos
herirlo con palabras duras afirmando que decimos la verdad, cuando
apenas estamos intentando ocultarla de nosotros mismos. Fingimos que
somos importantes para que nadie pueda ver nuestra fragilidad".
"Por eso, siempre que estés juzgando a tu hermano, ten conciencia de que eres tú quien esta en el tribunal".
Un
día, un padre y su hijo entraron en una iglesia. El niño se quedó
mirando unos grandes ventanales que estaban en las paredes. Los rayos
del sol los atravesaban y llenaban la iglesia de un color especial.
El niño preguntó a su padre: -Papá ¿eso que brilla y es de tantos colores, qué es?
Y
el padre respondió: -Son vidrieras. Ventanas que están hechas con
cristales y muchos colores y que forman algún dibujo con ellos.
Y
el niño se quedó mirando hacia arriba y continuó preguntando: -¿Y
quiénes son esos señores que están dibujados en esas vidrieras?
El padre le contestó: -Son santos.
-¿Santos? ¿y eso qué es? Preguntó extrañado el niño.
-Pues
los santos fueron personas tan buenas, que a través de ellas, se podía
ver lo bueno que era Dios. Pasaron por la vida haciendo el bien.
Después de quedarse pensativo, el niño dijo a su padre: -Ah!, entonces son como las vidrieras.
El
padre no entendió esta respuesta, pero el niño continuo hablando: - Sí,
los santos son como las vidrieras, si a través de ellas podemos ver la
luz del sol, a través de los santos podemos ver cómo es Dios.
El
padre se quedó sorprendido por las reflexiones de su hijo y dijo: - Veo
que lo has comprendido muy bien, ahora ya sabes cómo puedes llegar a
ser uno de ellos.
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