martes, 29 de octubre de 2013

Megapost Reflejos de Luz


Cuando pensamos en empezar de nuevo a muchos se nos paraliza el corazón, para muchos es más cómodo la seguridad de lo que ya es conocido. Estas frases son para las personas que ven en cada nuevo comienzo la oportunidad de cambiar y mejorar, para los que una situación dolorosa les ha hecho cambiar y lo han afrontado con valentía; esas almas valientes que se guían por instinto y tenacidad.

Lo que la oruga llama el fin, el resto del mundo le llama mariposa. (Lao Tzu) 

Toda la gloria proviene de atreverse a comenzar. (Eugene F. Ware) 

Nadie puede volver atrás y comenzar de nuevo, pero cualquiera puede comenzar hoy mismo y hacer un nuevo final. (María Robinson) 

Un viaje de mil millas comienza con un solo paso. (Lao Tse) 

El comienzo es la parte más importante de la obra, (Platón) 

No esperes a que las condiciones sean perfectas para empezar, es principio hace las condiciones perfectas. (Alan Cohen)

Lo que parece ser el final, suele ser en realidad un nuevo comienzo. (Autor desconocido) 

Todos los grandes hechos y todos los grandes pensamientos tienen un comienzo ridículo. (Albert Einstein) 

Comenzar es un tercio de la obra. (Proverbio) 

Nunca se es demasiado viejo para establecer un nuevo objetivo, o para soñar un nuevo sueño. (CS Lewis)    

La cueva a la que tememos entrar tiene el tesoro que buscamos. (Joseph Campbell) 

Hoy es el primer día del resto de tu vida. (Autor desconocido) 

Siempre y cuando tengas el coraje y el sentido del humor, nunca es demasiado tarde para empezar una nueva vida. (Barbara De Angelis)
 
 

VATICANO, 27 Oct. 13 / 12:47 pm (ACI).- Al culminar la Misa celebrada en la Plaza San Pedro, el Papa Francisco elevó una oración por las familias, ante el ícono de la Sagrada Familia de Nazaret.

A continuación, ACI Prensa presenta a sus lectores el texto completo de la oración del Papa por las familias:

"Jesús, María y José
A ustedes, la Sagrada Familia de Nazaret,
Hoy miramos con admiración y confianza;
En vosotros contemplamos
La belleza de la comunión en el amor verdadero;
A ustedes encomendamos a todas nuestras familias,
Y a que se renueven en las maravillas de la gracia.

Sagrada Familia de Nazaret,
Atractiva escuela del Santo Evangelio:
Enséñanos a imitar sus virtudes
Con una sabia disciplina espiritual,
Danos una mirada limpia
Que reconozca la acción de la Providencia
En las realidades cotidianas de la vida.

Sagrada Familia de Nazaret,
Fiel custodia del ministerio de la salvación:
Haz nacer en nosotros la estima por el silencio,
Haz de nuestras familias círculos de oración
Y conviértelas en pequeñas iglesias domésticas,
Renueva el deseo de santidad,
Sostener la noble fatiga del trabajo, la educación,
La escucha, la comprensión y el perdón mutuo.

Sagrada Familia de Nazaret,
Despierta en nuestra sociedad la conciencia
Del carácter sagrado e inviolable de la familia,
Inestimable e insustituible.

Que cada familia sea acogedora morada de Dios y de la paz
Para los niños y para los ancianos,
Para aquellos que están enfermos y solos,
Para aquellos que son pobres y necesitados.

Jesús, María y José,
A ustedes con confianza oramos,
A ustedes con alegría nos confiamos".

¿Por qué esto? ¿Por qué lo otro? ¿y lo de más allá?...
¿Por qué quiero razonar todo? ¿por qué no doy paso a la fe que no entiende de razones?
Siempre hay un porqué... Estamos vivos y eso conlleva hacernos preguntas existenciales que a veces nos absorben hasta tal punto de no entender nada de nada.
Los humanos somos así... nos preguntamos el porqué de todo lo que existe pero hay cosas que no tienen explicación.
¿Acaso se puede explicar el amor humano? ¿el sentimiento de cariño y empatía que surge entre las personas? ¿Se puede explicar la entrega generosa que nos desgasta físicamente? ¿se entiende la fe? ¿se entiende la muerte o la vida?...
Hacernos preguntas es fundamental para vivir desde la verdad y coherencia pero no podemos vivir en un interrogante continuo porque en la vida no todo tiene explicación. Cristo no preguntó... simplemente amo hasta el extremo.

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Hoy, Jesús, con su parábola del fariseo y el recaudador, contrapone dos actitudes espirituales, dos maneras de orar, dos formas de creer y de relacionarse con Dios. Jesús nos recuerda la GRATUIDAD de la salvación, la necesidad de comenzar desde abajo, desde lo más profundo y real de nosotros mismos. Sólo desde nuestra pobreza, desde nuestra verdad más profunda, podremos descubrir el amor, la misericordia y la salvación de Dios.

La verdad es que la Palabra de Dios no nos deja descanso alguno. Porque si es verdad que hoy nadie quiere ser tachado de FARISEO (¡suena muy mal!), esto no prueba que hayan desaparecido. El fariseo es el hombre satisfecho, seguro de su valor; aquél que cree que siempre tiene razón, la verdad en exclusiva. Y… ¡cómo no!, con capacidad de juzgar y condenar a los demás. Él no tiene nada de qué arrepentirse. Son los demás los que deben cambiar.

No creo que esta “raza” haya desaparecido de nuestro mundo, de nuestras Comunidades o de nuestros corazones. Todos queremos cambiar el mundo pero son los demás los que deben cambiar. Queremos la PAZ: pero son los otros los violentos. ¡Yo no, por supuesto! Eso sí: sigo insensible e, incluso, irresponsable ante la violencia más cercana a mí; pero son los demás los culpables.

De ahí que el MENSAJE de hoy sea VIVO y DIRECTO para cuantos escuchamos a Dios y queremos seguir su camino. No nos libramos del peligro del farisaísmo. Aún más: ninguno estamos libres de esta “enfermedad”.

Ojalá seamos capaces de reproducir la actitud del pecador: no importan sus pecados, ni cuáles son. Es su ACTITUD la que justifica, la que logra de Dios el “cambiazo”.

¡Dichosos los SENCILLOS DE CORAZÓN,
porque serán salvados!

Señor:
Tú llegas a nuestro mundo
y nos invitas a abrir la puerta
de nuestro corazón
a todos los hombres.

Tú ya nos dijiste
que eres Tú quien viene
cuando alguien llama
a nuestra puerta.

Tu palabra es ésta:
“He aquí que estoy a la puerta y llamo.
Si alguno oye mi voz
y abre la puerta,
Yo entrará y cenaré con él
y él conmigo”.

Señor:
que sepamos escuchar tu voz,
esa voz que nos llega
por nuestros hermanos.
Que abramos la puerta
para acogerte a Ti,
y en Ti a todos los hombres.

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