Autor: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net
Lucas 10, 25-37. Tiempo Ordinario.
Amar al prójimo no es muy fácil,
porque requiere darse a los demás,
sin ninguna distinción.
Parábola del buen samaritano
Lucas 10, 25-37
25 Un maestro de la ley fue a hablar con Jesús, y para ponerle a prueba le preguntó:
–Maestro, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?
26 Jesús le contestó:
–¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?
27 El maestro de la ley respondió:
–‘Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma,
con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y ama a tu prójimo como a ti mismo.’
28 Jesús le dijo:
–Bien contestado. Haz eso y tendrás la vida.
29 Pero el maestro de la ley, queriendo justificar su pregunta, dijo a Jesús:
–¿Y quién es mi prójimo?
30 Jesús le respondió:
–Un hombre que bajaba por el camino de Jerusalén a Jericó fue asaltado por unos bandidos. Le quitaron hasta la ropa que llevaba puesta, le golpearon y se fueron dejándolo medio muerto. 31 Casualmente pasó un sacerdote por aquel mismo camino, pero al ver al herido dio un rodeo y siguió adelante. 32 Luego pasó por allí un levita,y que al verlo dio también un rodeo y siguió adelante. 33 Finalmente, un hombre de Samaria que viajaba por el mismo camino, le vio y sintió compasión de él. 34 Se le acercó, le curó las heridas con aceite y vino, y se las vendó. Luego lo montó en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y cuidó de él. 35 Al día siguiente, el samaritano sacó dos denarios, se los dio al posadero y le dijo: ‘Cuida a este hombre. Si gastas más, te lo pagaré a mi regreso.’ 36 Pues bien, ¿cuál de aquellos tres te parece que fue el prójimo del hombre asaltado por los bandidos?
37 El maestro de la ley contestó:
–El que tuvo compasión de él.
Jesús le dijo:
–Ve, pues, y haz tú lo mismo.
REFLEXIÓN
Muchas lecciones les ha dado Nuestro Señor a los fariseos, pero ninguna tan bella como ésta. Es de esas ocasiones en las que Cristo da a conocer su doctrina y su mandamiento a todos los hombres, y lo hace de manera muy velada.
Amar al prójimo no es muy fácil, porque requiere donarse a los demás, y ese donarse cuesta, porque no a todos los tratamos o queremos de la misma manera. Por ello tenemos que lograr amar a todos por igual, sin ninguna distinción. Quererlos a todos, sin preferir a nadie. Es difícil mas no imposible.
Dios nos ha dado el ejemplo al vivir su propia doctrina: "no hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos", pero Él no la dio solo por sus amigos, sino también por sus enemigos, y muchos santos han hecho lo mismo.
Imitemos a Cristo en su vida de donación a los demás, y vivamos con confianza y constancia su mandamiento: "vete y haz tú lo mismo".
No hay comentarios:
Publicar un comentario