El
espíritu de Dios vino sobre él, y entonó sus versos: «Oráculo, de
Balaán, hijo de Beor, oráculo del hombre de ojos perfectos; oráculo del
que escucha palabras de Dios, que contempla visiones del Poderoso, en
éxtasis, con los ojos abiertos: ¡Qué bellas las tiendas de Jacob y las
moradas de Israel!
Nm 24, 2-7
Allí
está la verdadera sanación, ya que el modo de relacionarnos con los
demás que realmente nos sana en lugar de enfermarnos es una fraternidad
mística, contemplativa, que sabe mirar la grandeza sagrada del prójimo,
que sabe descubrir a Dios en cada ser humano, que sabe tolerar las
molestias de la convivencia aferrándose al amor de Dios, que sabe abrir
el corazón al amor divino para buscar la felicidad de los demás como la
busca su Padre bueno.
Papa Francisco, Evangelii Gaudium, 92
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Ya sabemos junto a quiénes tenemos que buscar al que ha venido a estar con nosotros.
Se nos ha anunciado que es en medio de la debilidad
de nuestra humanidad donde podemos encontrarlo. No hay otro lugar donde
podamos aprehenderlo más que ese descampado de Belén de Judá, en el que
un grupo de los que no saben, no pueden y no tienen, está en vela en
medio de la noche.
Por eso... necesitamos:
Rondar por ese lugar donde alguien ha empezado a existir–para–los–demás.
Acercarnos
a él sin intentar artificialmente vaciarnos de nosotros para parecernos
a él. Sólo después de haber encontrado un tesoro se vende gozosamente
todo lo demás, dirá él de mayor. Sólo cuando los oídos han captado la
música, pueden los pies ponerse a danzar.
Exponernos "al raso",
como los pastores, por si acaso nos alcanza la melodía de su canción:
"Gloria a Dios, paz a los hombres que él quiere tanto", y dejarnos
arrastrar por ella, tararearla en lo secreto de nuestro corazón. Y si
nos es dado, ponernos a danzar a su ritmo, aunque sea una locura.
Acercarnos hoy a esos rincones del mundo donde acampa silenciosamente el Verbo,
donde acampa hoy su humanidad doliente. Ofrecerle (ofrecerles) abrigo, acogida, suelo donde acampar
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Una estrella te indicará dónde estoy, síguela. Con ella quiero hacerte los mejores regalos
Te regalo a mi Madre, para que sea tu Madre.
Te regalo mi alegría para que tengas una fuente inagotable de paz.
Te regalo mis fuerzas para que te sostengas en tu cansancio cuando sirvas a los demás.
Te regalo la quietud de la noche bendita de mi nacimiento para que llenes tu alma de paz.
Te regalo mis ojos para que con ellos puedas dar una nueva mirada a este universo que puse a tu servicio.
Te regalo mi corazón para que lleno tu corazón de él, puedas prodigarte a los demás.
Te regalo la mula del establo para que calientes con tu fervor.
Te regalo mi sencillez para que puedas llegar al Reino de los Cielos.
Te regalo la serenidad de aceptar las cosas que no puedo cambiar y mi valentía para cambiar las que puedo.
Te regalo mis ángeles para que te enseñen a ser mensajero de paz.
Te regalo la miel que llevaron los pastores para que endulces la vida de los tuyos con cariño y generosidad.
Te regalo mi humildad para engrandecerte.
Te regalo mi estrella para que te muestre el camino que a mí conduce.
Te regalo la luz de mi mirada para que guíe tus pasos.
Te regalo mi alegría para que con ella contagies al mundo.
Te regalo mi ternura para que con ella sirvas a los pequeños y a los necesitados.
Te regalo mis manos para que con ellas construyas mi Reino.
Te regalo mi amistad para que en ella te apoyes.
Te regalo mi paz para que la contagies a todos los que crucen en tu camino.
Como la estrella iluminó el camino de los reyes, recibe la luz de mi amor para que la irradies a los demás.
Te regalo mi pesebre para que en él repose tu corazón.
Te regalo el sol para que así como él alumbra al mundo, alumbres tú la vida de tu familia y tus amigos.
Te regalo mis pies para que te guíen por el camino de la verdad.
Te regalo mi boca para que con ella denuncies la injusticia.
Te regalo mi amor para que sea la prenda de tu felicidad.
Este regalo, esta estrella es la mejor estrella… el regalo que te hago en Navidad.
CANCIÓN (David Bisbal y Gisela)
Siguiendo una estrella he llegado hasta aquí.
Aunque es largo el camino yo seguiré hasta el fin.
Cuando sientas miedo y no puedas seguir,
su luz es tu destino y hoy brilla para ti.
Cógela y aprieta fuerte, lucha cueste lo que cueste
Contra el viento contra el fuego llegarás al mismo cielo.
Mi estrella será tu luz. Coge mi mano yo estoy contigo
Esto es un sueño. Sueña conmigo.
Mi estrella será tu luz Y conseguirlo no es tan difícil
si la voz te sale del corazón
Juntas nuestras manos la estrella brillara.
La música es la fuerza que nos empujara
Tantos corazones en una sola voz.
Tantas ilusiones en un corazón.
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Una estrella en el mar anuncia Navidad.
Mi timón encamino hacia su claridad.
En el barco tú estás remando sin cesar
y, juntos, haremos realidad la navidad.
Esa estrella navega por la profundidad del mar
como tú y yo cuando queremos llegar a los demás,
cuando Jesús nos llama a bregar y bregar.
La noche nos guía, la tempestad podemos calmar
cuando anclamos nuestra vida en un horizonte que está más allá.
Marineros de la vida echamos las redes
queriendo alcanzar aquello que da paz a nuestro ser,
aquello que nos acerca a la estrella de Belén.
Estrella de mi mar, luces intensamente y
quiero acercarme a ti, de puntillas, en silencio,
acogiéndote en mis manos, contemplando tu misterio.
Navidad, estrella, mar, oleaje... se acercan a la orilla
de mi vida y la tuya.
Hagamos realmente una navidad llena de estrellas
que den luz a los demás.
Encar_AM
En Adviento, quien desespera, es porque no espera ni quiere esperar en nada ni en nadie.
En Adviento, quien no espera, es porque –tal vez- sólo espera en sí mismo.
En Adviento, quien aguarda, es porque sabe que lo bueno está por llegar.
En Adviento, quien confía, es porque intuye que Alguien está por llegar.
¿Qué tienes Adviento que truecas la noche en día y transformas la soledad de vértigo en compañía?
¿Qué tienes Adviento que nos empujas y nos animas contra toda desesperanza?
¿Qué tienes Adviento que nos despiertas del letargo de la monotonía?
¿Qué tienes Adviento que levantas nuestra vista hacia el horizonte?
Tienes la luz que iluminará la noche más estrellada de la Navidad
Posees el despertador que espabila la fe dormida o amordazada
Tienes, más allá de la Navidad, la llegada de Aquel que de una vez por todas vendrá hasta nosotros
Escondes, en ti mismo, la fuerza que nos invita a pensar en un Dios que viene al encuentro del hombre
¿Qué nos das, Adviento, para que en ese dar, siempre siembres un poco de paz y de sosiego?
¿Qué secreto te traes entre manos, Adviento, para que se nos vayan desvelando tantos misterios?
¿Qué grandeza nos descubres, Adviento, para que el corazón vuelva del rencor al amor y el hombre de la violencia a la paz?
Fluyes en la Palabra que, según se había entretejido desde antiguo, por fin se cumple
Regalas la capacidad de asombrarnos ante un mundo que nos adormece
Presentas, entre otras cosas, la caricia de Dios que hace que desparezca la parte más negativa del ser humano.
Gracias, Adviento, porque haces de nuestra mente un pensamiento para Dios.
Gracias, Adviento, porque nos invitas a volvernos sobre nosotros mismos.
Gracias, Adviento, porque cuentas con nosotros como vigilantes de un gran amigo.
Gracias,
Adviento, porque aún siendo hijos de Dios, sabemos que tenemos mil
defectos que dejar en el camino, para poder entrar con libertad, sin
dificultades y con amor en Belén.
¡Oh Dios! Restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.
Salmo 79
Él
siempre puede, con su novedad, renovar nuestra vida y nuestra comunidad
y, aunque atraviese épocas oscuras y debilidades eclesiales, la
propuesta cristiana nunca envejece. Jesucristo también puede romper los
esquemas aburridos en los cuales pretendemos encerrarlo y nos sorprende
con su constante creatividad divina. Cada vez que intentamos volver a la
fuente y recuperar la frescura original del Evangelio, brotan nuevos
caminos, métodos creativos, otras formas de expresión, signos más
elocuentes, palabras cargadas de renovado significado para el mundo
actual. En realidad, toda auténtica acción evangelizadora es siempre
«nueva».
Papa Francisco, Evangelii Gaudium, 10
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martes, 16 de diciembre de 2014
Blog Reflejos de Luz
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