Papa Francisco:
(Extracto de su Primera Audiencia General de Su Pontificado-2013-03-27)
"¿Qué significa seguir a Jesús en su camino del Calvario hacia la Cruz y la Resurrección?
Jesús
vivió las realidades cotidianas de la gente más común: se conmovió
delante de la multitud que parecía un rebaño sin pastor; lloró ante el
sufrimiento de Marta y María por la muerte de su hermano Lázaro; llamó a
un publicano como su discípulo; sufrió también la traición de un amigo.
En Él, Dios nos ha dado la certeza de que Él está con nosotros, en
medio de nosotros. «Los zorros - ha dicho Jesús - tienen sus cuevas y
las aves del cielo sus nidos; pero el Hijo del hombre no tiene dónde
reclinar la cabeza». (Mt 8:20).
Jesús no tiene hogar, porque su casa es la gente, somos nosotros, su
misión es abrir a todos las puertas de Dios, ser la presencia amorosa de
Dios.
Y en el Huerto de los Olivos, al igual que en el juicio ante
Pilato, no opone resistencia, se da; es el Siervo sufriente ya anunciado
por Isaías, que se despoja de sí mismo hasta la muerte (cf. Is 53:12).
Jesús
no vive este amor que lleva al sacrificio de manera pasiva o como un
destino fatal; desde luego no oculta su profunda perturbación humana
frente a la muerte violenta, pero se entrega plenamente a la confianza
del Padre. Jesús se entregó voluntariamente a la muerte para
corresponder al amor de Dios Padre, en perfecta unión con su voluntad,
para demostrar su amor por nosotros. En la cruz, Jesús "me amó y se
entregó a sí mismo por mí" (Gal 2:20). Cada uno de nosotros puede decir: me amó y se entregó a sí mismo por mí. Cada uno puede decir este “por mí”.
¿Qué
significa todo esto para nosotros? Significa que éste es también mi
camino, el tuyo, nuestro camino. Vivir la Semana Santa, siguiendo a
Jesús, no sólo con la conmoción del corazón; vivir la Semana Santa
siguiendo a Jesús quiere decir aprender a salir de nosotros mismos -
como dije el domingo pasado - para salir al encuentro de los demás, para
ir hasta las periferias de la existencia, ser nosotros los primeros en
movernos hacia nuestros hermanos y hermanas, especialmente los que están
más alejados, los olvidados, los que están más necesitados de
comprensión, de consuelo y de ayuda. ¡Hay tanta necesidad de llevar la
presencia viva de Jesús misericordioso y lleno de amor!
Vivir la
Semana Santa es entrar cada vez más en la lógica de Dios, en la lógica
de la Cruz, que no es en primer lugar la del dolor y la muerte, sino la
del amor y la de la entrega de sí mismo que da vida. Es entrar en la
lógica del Evangelio. Seguir, acompañar a Cristo. Permanecer con Él
requiere una "salir", salir. Salir de sí mismos, de un modo de vivir la
fe cansino y rutinario, de la tentación de ensimismarse en los propios
esquemas que terminan por cerrar el horizonte de la acción creadora de
Dios. Dios salió de sí mismo para venir en medio de nosotros, colocó su
tienda entre nosotros para traer su misericordia que salva y da
esperanza. También nosotros, si queremos seguirlo y permanecer con Él,
no debemos contentarnos con permanecer en el recinto de las noventa y
nueve ovejas, debemos "salir”, buscar con Él a la oveja perdida, a la
más lejana. Recuerden bien: salir de nosotros, como Jesús, como Dios
salió de sí mismo en Jesús y Jesús salió de sí mismo para todos
nosotros."
jueves, 13 de abril de 2017
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