lunes, 14 de julio de 2014

Megapost Reflejos de Luz



No construyas un muro dentro de ti,
sal al exterior y contempla desde fuera la grandeza de Dios.

Mira a tu alrededor, escucha el sonido de los pájaros,
escucha a aquellos que se dirigen a ti;
aquellos que en silencio esperan saborear lo mejor de ti.
Escúchate por dentro y muéstrame tu ser más hondo.

Si sientes que dentro de ti habita un muro de interrogantes, tristezas, soledades...
no te quedes arrinconado detrás de él. No huyas de tu propia realidad.

Con frecuencia no sabemos los planes de Dios, pero las cosas no suceden al azar.
Plántale cara a aquello que te divide,
asómate por encima para ver lo bello que hay al otro lado.

Acepta lo que vive dentro de ti y asúmelo como parte de tu ser.
Aunque no lo entiendas o no lo veas Dios está en ti,
te habita siempre, pero sobre todo en los momentos más dolorosos e incomprensibles.

Déjame asomarme y ver tu grandeza junto a mi;
déjame ver en ti el rostro de Dios,
de un Dios que se muestra débil y fuerte a la vez.
Déjame saltar y tirar contigo el muro que divide la razón y el corazón.

Cuando el muro se destruye se ve lo que hay detrás de él.
Detrás de tu muro estás tu mismo con lo mejor que tienes y que das,
está ese mundo que desea compartir contigo los tesoros que Dios ha puesto en ti.
Y estoy yo, esperando en silencio, acogiendo, admirando, contemplando...

Coge cada uno de los ladrillos de ese muro,
construyamos una casa en la que quepa todo lo que somos, todo lo que Dios nos da.
Una casa que albergue la alegría, la tristeza, la emoción, la devoción, la entrega...

Una casa con paredes y con débil tejado
para que podamos desde dentro
estar más cerca de Dios levantando nuestras manos y alabando al Creador.

Gracias, Dios mío, por ayudarnos a descubrir que...
los muros no solucionan sino que dividen y aíslan más.
Gracias por hacernos recordar que el mundo sin Ti está hueco
y tus manifestaciones las tenemos a nuestro lado, ofreciendo amor y unidad.

Uno a uno, paso a paso, golpe a golpe...
nuestra casa se levantará
y abrirá sus puertas a la libertad y amistad.

Encar

CRISTO, no tienes manos,
Tienes sólo nuestras manos
Para construir un mundo nuevo donde habite la justicia.
CRISTO, no tienes pies,
Tienes sólo nuestros pies
Para poner en marcha a los oprimidos por el camino de la libertad.
CRISTO, no tienes labios,
Tienes sólo nuestros labios
Para proclamar a los pobres la Buena Nueva de la libertad.

Querido amig@:

Yo no fui, de joven, ni mejor ni peor que la mayoría... No me dedicaba a abusar de la gente, pero tampoco estaba dispuesto a que abusasen de mí...
Si acaso..., era más inquieto que la media...Ya desde los años del colegio no me conformaba fácilmente: quería saber qué había detrás..., qué sentido tenía todo esto.
Y durante treinta años anduve de acá para allá preguntando, mirando, comparando, sintiendo...
En ese tiempo supe lo que era ambicionar una posición..., llegar a tener un porvenir asegurado; probé los frutos de la sensualidad y, desde luego, no he pasado a la historia de la Iglesia como un santo ñoño; conocí lo que significa amar y ser amado por una mujer, el orgullo de ser padre; experimenté asombrado lo profunda que puede llegar a ser la amistad... Con el corazón en la boca, yo pedía cada día más: más felicidad..., más placer..., más verdad..., más..., ¡más!... 


¡Hola!, amigo mío. 
Encuentra tiempo para ser feliz. Sobre la Tierra tú eres un milagro andante. Eres único, irrepetible, insustituible... ¿Lo sabes? 
¿Por qué no estás satisfecho?
¿Por qué no eres feliz?
¿Por qué no te admiras de ti mismo y de los que te rodean?
¿Encuentras tan normal, tan trivial vivir... poder vivir... tener ocasión de cantar y bailar... de ser feliz?
Entonces... ¿por qué pierdes el tiempo en una búsqueda alucinada de dinero y bienestar?
¿Por qué te preocupas tanto por las cosas de mañana... y de pasado mañana?
¿Por qué te aburres... te encierras... te anegas en un placer insensato y duermes mientras brilla el sol?
¡Encuentra tiempo para ser feliz!
¡¡¡El tiempo no es una autopista entre la cuna y la tumba... sino un espacio para crecer bajo el sol!!!
¡Vivir hoy!... ¡Estar tranquilo hoy!
¡¡¡Ser feliz hoy!!!
Libera tu corazón... No hagas depender la alegría de vivir y la paz interior de una serie de nimiedades.

Señor, tú dijiste que cuantos trabajan por la paz serían llamados hijos e hijas  de Dios;
Concédenos entregarnos sin descanso a instaurar en el mundo la única justicia que puede garantizar a los hombres y mujeres la verdadera paz.

Señor, que con tu amor paternal gobiernas el mundo, te rogamos que todos los hombres a quienes diste un idéntico origen, constituyan una sola familia en la paz y vivan siempre unidos por el amor fraterno.

Señor, creador del mundo, bajo cuyo gobierno se desarrolla la marcha de la historia; atiende nuestras súplicas y concede la paz a nuestros tiempos difíciles.

Señor de la Paz, tú eres la misma justicia: por eso el hombre violento no te comprende ni el corazón cruel te acepta; haz que los buenos perseveren en el bien y los que están enfrentados recuperen la paz con el olvido del odio…Amén

La vida es un camino.
Desde que nacemos es preciso partir.
Hay que ir dejando atrás muchas cosas: infancia, familia, hogar, ...
salir del presente y orientarse hacia el futuro .. y caminar  ..

No podemos pararnos porque la vida sigue.
Lo importante es no dejar la propia ruta y no salirse del camino,
aunque a veces resulta difícil y cuesta arriba.
Pero no vamos solos.
Caminamos con los otros,
y Cristo también se hace compañero de camino.
Y el camino tiene una meta.

La vida tiene un sentido.
Al final del camino cenaremos juntos. Y se hará luz.
Entonces Percibiremos que el corazón ardía mientras hacíamos el camino.

Y nos vendrán las ganas de reemprender el camino,
de volver al encuentro de los que quedaron atrás.
Porque los otros también esperan que vayamos a decirles:
“Hemos visto al Señor".


Ayúdame, Dios mío, por tu bondad.
Perdóname por lo que no hago bien, tú sabes cómo soy.
Yo sé que no miras lo que está mal, sino lo bueno que es posible.
Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me das sabiduría.

Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me dejes vagar lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
Enséñame a vivir la alegría profunda de tu salvación,
Hazme vibrar con espíritu generoso:
entonces mi vida anunciará tu grandeza, enseñaré tus caminos a quienes están lejos,
los que se alejan volverán a ti.

Hazme crecer, Dios, Salvador mío, y mi lengua cantará tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Los sacrificios no te satisfacen:
si te ofreciera ritos sólo por cumplir, no los querrías.

Lo que te ofrezco es un espíritu frágil; mi persona,
un corazón quebrantado y pequeño, tú no lo desprecias.

Señor, por tu bondad, favorece a tus hijos. Haznos fuertes en tu presencia.
Entonces te ofreceremos lo que somos, tenemos, vivimos y soñamos y estarás contento.

(Oración inspirada en el Salmo 50)

“Hablar del misterio de la vida puede ser un sacrilegio: es necesario acercarse poco a poco, quitarse las sandalias y pisar tiernamente en ese lugar santo.

Quiero pues quitarme las sandalias, dejar mis pies en contacto con la tierra y hundirlos en ella con la certeza de que aprenderé poco, de que captaré apenas algo del lugar donde estoy. Y más todavía, tengo la certeza de que mi percepción dependerá mucho de mi estado existencial interior, de la simpatía o antipatía en relación con la tierra que voy a pisar...

Mucho dependerá también de mi valentía al pisar, de mi miedo de mancharme los pies, o tal vez del temor de lastimarlos con el guijarro escondido en la arena, que sólo se manifiesta en la sangre que hace brotar... mucho dependerá en fin de la pasión que llevo en el corazón y que me hace amar, amar el acto de amar, amar el hecho de ser amada...” (Ivonne Guevara)  
Dios único de todas las creaturas humanas,
tú creaste la tierra y el cosmos,
en toda su variedad, su belleza y su fragilidad.
También las diversas culturas y religiones te buscan apasionadamente,
origen de todas las cosas.
Tú quieres que todos los seres no sean una amenaza
sino una bendición recíproca.

El mundo debe ser, según tu voluntad,
una casa pacífica y habitable para todos,
Escogiste el vecino Oriente para que él, junto con nosotros, hiciera conocer
tu Nombre y tu Camino en numerosos lugares.
Abraham, padre en la fe de los Hebreos, Musulmanes y Cristianos,
escuchó tu llamada
en la Región que se extiende entre el Éufrates y el Tigris, que es el actual Irak.
Prometiste de modo especial al antiguo y al nuevo Pueblo de Israel
vida y futuro.
Como mujeres y varones cristianos te agradecemos,
sobre todo, por el Señor Jesucristo, nuestro Hermano.
El es nuestra PAZ.
El vino a derribar los muros y a dar a todos, sin distinción.
Vida y futuro.

Nos sentimos en comunión con las Iglesias del vecino Oriente,
Ellas dan testimonio del Evangelio de Jesús,
de la fuerza de la libertad sin violencia
y de la certeza de la Resurrección.
Te suplicamos,
también en unión con los hermanos y hermanas de aquellas Regiones
que tienen sus orígenes en el Vecino Oriente.
Tú nos creaste a todos a tu imagen y semejanza.
Todos somos tu imagen.
A todos los que te buscan en verdad
les inspiraste hambre y sed de justicia
y deseos de PAZ.
Todos, Musulmanes, Cristianos y miembros del Pueblo de Israel,
aspiran ardientemente a la reconciliación.

Todos estamos de luto por las víctimas del odio y de la violencia.
Todos, según tu proyecto, estamos llamados
a colaborar en la construcción de un mundo nuevo.

Nosotros te pedimos:
ten misericordia de todas las víctimas y de todos los culpables.
Te rogamos poner fin a este espiral de violencia, de enemistad,
de odio y de venganza.

Da a todos, sobre todo a los responsables de la política,
la convicción de que el camino de la PAZ duradera
no es el de la guerra,
sino el de la PAZ con Justicia.
Suscita, también hoy, en todas las religiones abrahámicas,
personas que sean instrumentos, mensajeras y mensajeros
de un mundo diferente.
Haz que los corazones se abran y cese la guerra,
aun antes de que comience.
Da la PAZ duradera al Vecino Oriente.
Haz que florezca para todos una patria segura.

Haz, Señor, que todos los hombres y mujeres de buena voluntad,
de todas las religiones,
del Norte y del Sur, del Oriente y del Occidente,
asuman sus responsabilidades,
derriben las montañas de los malos entendidos,
cubran las grietas del odio,
y abran caminos hacia un futuro común.

Haz callar las armas en este mundo, que es nuestro único mundo,
y haz que resuenen cada vez más fuerte
los clamores de PAZ.
PAZ para todos, sin diferencias.

Señor, único Dios,
¡Haz de todos nosotros instrumentos de tu PAZ!
  
Hermann Schalück, ofm
missio-Aachen, Alemania
























Hoy Dios te convoca.
Hoy Dios sale a tu paso.
Hoy Dios te sugiere, con susurro de invitación:
Vuélvete a mí. Te estoy esperando.
Rasga tu corazón y purifícalo de todo lo que le aparta de mí.
Pregúntate: ¿Quién es tu dios? ¿A quién o a qué adoras?

Hoy Dios te dice:
Este es el tiempo oportuno.
Esta es una nueva oportunidad.
Este es un día de salvación.
En nombre de Dios: “Déjate reconciliar con Dios”.

Hoy Dios te dice:
No vivas de apariencias.
Trabaja en secreto tu corazón hasta hacerlo semejante a Dios.
Entra en el secreto de tu vida. Atrévete.
Dios está en lo escondido, en tu adentro más íntimo.
Entra allí, en tu adentro.
Atraviesa la superficialidad que te rodea.
Entra en tu adentro y ora.
Dios escucha tu secreta oración.
Dios tiene ganas de intimar contigo.
Dios te está esperando.

Hoy Dios espera:
Hacerte nuevo.
Alegrar tu vida.
Por todo lo que me diste en los años pasados,
gracias por los días de sol y los nublados tristes,
Por las tardes tranquilas y las noches oscuras,
por el amor y las cosas agradables y hermosas,
Por las flores y las estrellas,
Gracias por la salud y por la enfermedad,
por las penas y las alegrías.
Gracias por todo lo que me diste y por todo lo que me pediste.
Gracias Señor, por la sonrisa de Tu rostro y por la mano amiga que me mantiene fuerte
Gracias por la soledad, por el trabajo, por las inquietudes,
los temores, las dificultades  y las lágrimas.
Y por todo lo que me acerca a Ti.
¡He visto Tus manos amorosas y Tu providencia incluso en lo negativo!
Gracias por haberme conservado la vida,
por haberme dado techo abrigo y sustento.
Gracias Señor, por haberme dado amigos y seres queridos.
Gracias por todo lo que has creado, especialmente por el hombre y por la mujer,
a quienes has creado a Tu propia imagen y semejanza.
Gracias por los niños pequeños inocentes en las familias y
por las almas buenas que viven según Tu voluntad.

Gracias Señor. Gracias Señor.
Por este año y por cada uno de sus 366 días.
Estoy dispuesto Señor,  para hacer cualquier cosa que desees.
Estoy dispuesto a seguirte siempre y en cualquier circunstancia
pero Te pido fe para verte en todo y en todos,
esperanza, para que no me consterne,
y caridad para amarte cada día más a Ti y a los demás,
y permitir que seas amado por todos los que me rodean.
Dame paciencia y humildad,
desprendimiento y generosidad,
dame Señor lo que es bueno para mí y que sólo Tú sabes,
pues no se lo que es bueno para mi y no me atrevo a preguntar.
Que tenga mi corazón en alerta, el oído atento,
las manos y la mente activas
y que me halle siempre dispuesto a hacer tu Santa Voluntad con Tu gracia.
¡Señor! Derrama tus gracias y bendiciones sobre todos los que amo
y concede Tu paz al mundo entero.
Gracias Señor, Gracias Señor.


Todos buscamos en la vida aquello que nos hace felices. Pero, desgraciadamente, no todos encuentran al que es la Felicidad. Son muchos los que se quedan en cosas que sólo ofrecen un disfrute esporádico; los que viven del goce instantáneo que no dura más allá del momento.
Sin embargo, cuando ponemos nuestro corazón en Jesús, todo cambia. Cambió para los discípulos de Jesús que, tras responder a la invitación de ver dónde vivía el Maestro, se quedaron con él. Cambió para el grupo de discípulos que dejaron todo lo que hasta ese momento más apreciaban (su trabajo, su familia...) con el fin de seguir a su futuro Señor. Cambió para los pecadores que fueron sanados y volvieron a sus hogares con el corazón convertido y lleno del amor. También durante muchos años ha cambiado la vida de muchas personas que se han encontrado con él y le han preguntado como el joven rico: «¿Qué tengo que hacer para alcanzar la vida eterna?».
También nosotros, desde nuestra propia vida e historia, queremos acudir a Jesús para preguntarle qué quiere de nosotros, para responder a lo que nos pida y para poner todo nuestro corazón en el Maestro, de forma que podamos gustar ya aquí la alegría del Reino.

Encar_AM

























“Anunciar a Cristo significa, sobre todo, ser sus testigos con la vida. Se trata de la forma de evangelización más sencilla y, al mismo tiempo, más eficaz a vuestra disposición, y consiste en manifestar la presencia visible de Cristo en la propia existencia, a través del compromiso cotidiano y la coherencia con el Evangelio en toda opción concreta. Hoy el mundo tiene necesidad, ante todo, de testigos creíbles”.

(Juan Pablo II, Mensaje para la VII  Jornada Mundial de la Juventud)

Quiero que mi camino sea tu camino;
que mis pasos, aunque vacilen y duden, sigan tus huellas;
que mis opciones sean las que me ayuden  a seguir tu paso en esta vida.
Querría ser un caminante sin otro horizonte que tu Reino,
sin otra meta que tu justicia, sin otra palabra que tu Evangelio,
sin otro canto que tus anuncios.
Cuando haya tormentas, y cuando haya paz.
En senderos suaves y en caminos abruptos.
Ayúdame, Señor, a seguirte, a caminar tras tus huellas.
Quiero vivir como tú, amando en mis gestos y mis decisiones.
Quiero enjugar alguna lágrima que no sea mía.
Cargar con alguna cruz de otros para hacer más digno su camino (y de paso el mío).
Quiero que quien me encuentre se sienta acogido, no juzgado.
Que quien está cansado sepa que quiero ser su descanso.
Que quien está herido sepa que en mi mano tiene ayuda,
y quien está solo tiene aquí un puente.
Quiero vivir, vivir a fondo...

Gracias Señor por la Vida que me das,
por los momentos que me regalas,
por tener un proyecto y un plan para mí:
gracias Padre por tenerme en TI

Gracias por mis capacidades, por los talentos y dones,
que me ayudan a ser puente entre Tú y los demás.
Gracias también por mis defectos, mis dudas, mis dificultades y mis límites;
con ellos me enseñas que sólo soy y tengo sentido, en Tus Manos.
Gracias por mi soledad y también por mis afectos,
porque de ese cruce entre los otros y yo, descubro nuevas experiencias de vida.

Gracias por darme nuevos sueños, nuevos proyectos y nueva luz.
Gracias por encontrarme, por cuidarme y protegerme, por llevarme siempre en tus brazos.
Gracias por venir a mi, siempre, aún cuando yo me he alejado de ti,
Gracias por amarme, como sólo me amas Tú; y por cambiar mi corazón, llenándolo de tu amor.
Gracias Padre, Dios de la Vida, por el inmenso milagro de estar vivo.

Sólo desde el amor la libertad germina,
sólo desde la fe van creciéndole alas.

Desde el cimiento mismo del corazón despierto,
desde la fuente clara de las verdades últimas.

Ver al hombre y al mundo con la mirada limpia
y el corazón cercano, desde el solar del alma.

Tarea y aventura: entregarme del todo,
ofrecer lo que llevo, gozo y misericordia.

Aceite derramado para que el carro ruede
sin quejas egoístas, chirriando desajustes.

Soñar, amar, servir, y esperar que me llames,
tú, Señor, que me miras, tú que sabes mi nombre.

Señor de la existencia,
tu mano encuentra, como el sembrador,
el punto justo en que prender el hilo de la vida,
el tiempo en que fundir la llama en barro,
la medida cabal que corresponde al vuelo.

En Ti esta el soplo de nuestros nacimientos,
y el mapa frágil de nuestros horizontes.
Tu tienes, Señor, la llave de cada mirada que brota,
la cuenta atrás de todos los proyectos y esperanzas;
eres la puerta que dispone las entradas y salidas,
el marco en que se encierran,
las luces y las sombras que componen nuestra vida.

Eres, Señor, quien abre el surco y lanza la semilla,
quien amasa la crecida vital de cada ser.
Tú conoces la causa de la noche y del desierto,
por qué el hombre se pierde en laberintos sin sentido,
se ciega al caminar en pleno día,
muere de sed a la anunciada orilla del venero.
Te desconoce a Ti, Dios manantial y origen,
te arroja lejos de su vida.

Danos, Señor, la luz precisa,
el fuerte impulso de tu mano amiga.
Danos, Señor, saber reconocerte.


Es por Tu AMOR Señor que no me rendiré
Y aunque quebrado estoy, me sostendrá la fe

Es por Tu Amor Señor, que llegaré hasta Ti
Y pediré perdón por todo lo que fui

Es por Tu Amor Señor , que no veré hacia atrás
Solo confiaré en Ti , Tu voz me guiará
Es por Tu Amor Jesús que cambiaré mi mal
Tu Bien obrará en mi otro milagro más.

Es por Tu Amor Señor , que aún canto para TI
No por lo bueno que soy porque te conocí

Es por Tu Amor Señor , que sabré amar mi cruz
Tu gracia bastará me alumbrará tu luz

Es por Tu Amor Señor que pequeño me haré
Para llegar allí, a lavarte los pies
Es por Tu Amor Señor , que llegaré al final
cantando a viva voz que nadie me amó igual...

Es por Tu Amor Señor , que no me rendiré…
Y aunque cansado estoy te esperaré

Iba a ponerme en camino
cuando ya venías Tú hacia mí.

Quería yo correr hacia tí,
pero vi que corrías a encontrarte conmigo.

Yo deseaba esperarte,
pero supe que me estabas esperando.

Llegué a pensar: “Eh, te he encontrado”
pero me sentí encontrado por ti.

Cuando yo quería decir: “Te amo”,
te oí decirme. “¡Cuánto te quiero!”.

Yo quería elegirte
y ya me habías elegido tú.

Yo quería escribirte
cuando tu carta llegó a mis manos.

Deseaba vivir en ti
y te descubrí viviendo en mí.

Iba a pedirte perdón,
pero tuve la certeza de que ya me habías perdonado.

Quería ofrecerme a ti
cuando recibí el don de ti mismo, entero.

Anhelaba ofrecerte mi amistad
y recibí el regalo de la tuya.

Yo quería llamarte “Abba, Padre”
y te adelantaste a decirme “Hijo mío”.

Yo quería desvelarte toda mi vida interior

y te encontré velándome las profundidades del ser.

Deseaba invitarte al corazón de mi vida
y recibí tu invitación a entrar en la tuya.

Deseaba regocijarme de haber vuelto a ti
y te sentí regocijado por mi retorno.

... Dios mío, ¿seré yo alguna vez el primero?.

Señor Dios nuestro
Te alabamos por tu hijo Jesucristo
El es el Emmanuel
El Dios con nosotros
La esperanza de los pueblos
La sabiduría que nos enseña y guía
Señor Dios que tu Bendición
Descienda sobre nosotros
Al encender cada una de las vela
De esta corona
Que ella y su luz
Sean un signo
De la promesa del Señor
Que nos trae Salvación
Que venga pronto y sin tardanza.

¿Dónde encontrar al Señor?
¿Por dónde ir para seguir su pasos?
Su camino es el camino de la entrega sin límites;
su camino es el camino del amor sin límites;
su camino es el camino de la confianza sin límites;
su camino es el camino de la esperanza sin límites.

¿Dónde encontrar al Señor?
¿Quien podrá ver su rostro?
Lo verán los que tienen hambre y sed de justicia
y claman a Dios para que la paz reine en el mundo;
los que piden a su Señor que haga desaparecer tantas injusticias
y tantas muertes sin sentido.
Lo verán los que tienen misericordia del hermano,
los que tienen un corazón lleno de amor por los demás.

Lo verán los que, a pesar de las amenazas, de los peligros...
no les importa gritar con voz fuerte la Verdad.
Lo verán los que por causa del evangelio
son perseguidos de forma abusiva.
Lo verán los que con fuerza y valentía
construyen el Reino de Dios aquí en la tierra.

¿Dónde encontrar al Señor?
¿Quién lo podrá poseer?
Lo poseerá quien no lo utilice;
quien busque a Dios no por lo que pueda conseguir de él,
sino por Dios mismo, que es el premio.
Lo poseerá quien se deje poseer por el Señor;
quien se deje habitar por él.

¿Dónde encontrar al Señor?
¿En quién habitará nuestro Dios?
Nuestro Dios pondrá su morada
en aquel cuyas obras le alaben.
Nuestro Dios construirá su casa
en aquel que deja que su Señor tenga la iniciativa;
en aquel que para todo confía en Dios;
en aquel que antes de realizar cualquier proyecto
cuenta con nuestro Señor
porque sabe que sin él nada es viable.

Sólo quien le busca lo encontrará para seguir buscándole.
Sólo quien se pregunta podrá encontrar el camino.
Sólo quien viva el amor en su plenitud
contemplará el verdadero rostro de Dios.
Sólo lo poseerá aquel que se deje poseer por él.
Sólo lo alcanzará quien sea alcanzado por su gracia.
Sólo quien viva en tensión, en crecimiento, en maduración
será habitado por el Señor.

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