viernes, 9 de noviembre de 2012

Cuando sientas que la niebla oscurece y llena de penumbra tu vida ten siempre presente que nunca hay oscuridad total porque Aquel que te ha creado nunca dejará de ofrecerte su luz.
Quizá esa luz no te haga ver todo con nitidez pero te ofrecerá la luz suficiente para poder caminar sabiendo por donde vas y sorteando los obstáculos que encuentres en el camino.
La luz de Dios no entiende de vatios ni de cobros especiales, la ofrece gratuitamente para todos aquellos que quieran mirar con ojos de fe todo lo que viven.
Por eso, es importante no cerrar del todo los ojos, mantenerlos muy abiertos para seguir sus huellas y encontrar esa vereda que llena de felicidad a los que viven queriendo acoger las luces y las sombras de la vida.

Encar_AM

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