Cuando
sientas que la niebla oscurece y llena de penumbra tu vida ten siempre
presente que nunca hay oscuridad total porque Aquel que te ha creado
nunca dejará de ofrecerte su luz.
Quizá
esa luz no te haga ver todo con nitidez pero te ofrecerá la luz
suficiente para poder caminar sabiendo por donde vas y sorteando los
obstáculos que encuentres en el camino.
La
luz de Dios no entiende de vatios ni de cobros especiales, la ofrece
gratuitamente para todos aquellos que quieran mirar con ojos de fe todo
lo que viven.
Por eso, es
importante no cerrar del todo los ojos, mantenerlos muy abiertos para
seguir sus huellas y encontrar esa vereda que llena de felicidad a los
que viven queriendo acoger las luces y las sombras de la vida.
Encar_AM
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