de fracasar y volver a comenzar,
de seguir un camino y tener que torcerlo,
De encontrar el dolor y tener que afrontarlo.
A eso que le llamo adversidad,
Enséñame a llamarle sabiduría.
A eso de sentir “la mano de Dios”
y saberme impotente,
de fijarme una meta y tener que seguir otra.
de huir de una prueba y tener que encararla.
A eso de planear un vuelo y tener que recortarlo,
de aspirar y no poder, de querer y no saber,
de avanzar y no llegar.
A eso que le llamo castigo,
Muésstrame que es enseñanza.
A eso de pasar días juntos radiantes.
Días felices y días tristes.
Días de soledad y días de compañía.
A eso que le llamo rutina,
Enséñame a llamarle experiencia.
A eso de que mis ojos puedan ver,
Y mis oídos oigan.
Y mi cerebro funcione y mis manos trabajen.
Y mi alma irradie, y mi sensibilidad sienta.
Y mi corazón ame.
A eso Señor, que no le llame poder humano,
sino milagro divino, tu amor por mí...Amén!
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