jueves, 29 de noviembre de 2012

Señor, danos locos,
de los que se comprometen
a fondo, de los aman
con algo más que palabras.
Señor, danos locos,
de los que se olvidan de sí mismos,
de los que entregan su vida hasta el fin.

Señor, danos locos
dispuestos a dar el salto
hacia la inseguridad,
hacia la incertidumbre
sorprendente de la pobreza.

Señor, danos locos,
de los que aceptan diluirse
en la masa, de los que no
utilizan la superioridad
en su provecho.
Señor, danos locos
enamorados de una forma
de vida sencilla, liberadores
eficientes, amantes de la paz.

Señor, danos locos
dispuestos a aceptar cualquier
tarea, a acudir donde sea con
ternura.

¡Haznos locos por tu Reino, Señor!

Padre Lebret

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