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Con
el final del pontificado de Benedicto XVI se ha cerrado una etapa en la
Iglesia Católica. Pocos podíamos prever hace unos años que llegaríamos a
ver un papa que dejara la silla de Pedro vacía por voluntad propia,
pero así ha sido. Son muchos los que han hecho comentarios más o menos
acertados sobre este pontificado, pero si tuviéramos que explicar a
nuestros hijos, alumnos o catecúmenos las razones que explique esta
decisión tan atípica, ¿qué habría que decirles? Esbozo algunas ideas que
creo interesantes:
Es
interesante que se pueda entender el papado como un servicio que no
tenga que ser necesariamente vitalicio y que los que lo ostenten lo
hagan en plenitud de fuerzas, ya que no es un servicio sencillo.
El
muy importante que este papa haya buscado la transparencia en temas tan
dolorosos como la pederastia en el seno de la Iglesia.
Es
importante que los cristianos sepamos que también en la curia se dan
las mismas luchas de poder que en el mundo secular y es bueno saberlo
porque deberíamos exigir que el nuevo papa no sea el resultado de un
enfrentamiento humano sino de la acción del Espíritu.
Es
bueno que la humanidad dolorida que vimos en Juan Pablo II y la
humanidad cansada que hemos visto en este papa se vean como
complementarias, no como antagónicas.
A
aquellos que no aceptan esta renuncia habría que recordarles la
infalibilidad del primado de Pedro y decirles que, en virtud de la
misma, tanto valor tiene una renuncia como la permanencia hasta la
muerte.
Es
bueno constatar que la mayoría de los cristianos de a pié ha aceptado
este cambio con mayor naturalidad que los propios cardenales u obispos,
lo cual puede ser una invitación al nuevo papa a que sea capaz de abrir
la Iglesia en algunas de sus facetas.
Pero
si importante es valorar lo que ha hecho Benedicto XVI hasta ahora, no
menos debe serlo que comencemos a rezar por su sucesor, salido de esas
luchas de poder que antes mencionaba, pero creemos que también de la
fuerza del Espíritu que debe guiar a los cardenales que lo elegirán.
Para que eso sea así, debemos creer en el poder de la oración y os
propongo algo que está teniendo mucha aceptación entre los católicos. Es
una web en la que pones tus datos y se te asigna un cardenal para que
reces por él. Quien sabe, igual el que te asignan es el que sale elegido
como nuevo papa. Sería muy bonito hacer este gesto con los hijos, los
alumnos o los catecúmenos. Es una forma de implicarlos en algo que nos
concierne a todos. Ahí que da la idea.
Con esta sencilla idea, tomada de http://www.gecoas.com
se puede ayudar a que los alumnos recen para que el Espíritu Santo
ilumine a los Cardenales en la elección del Romano Pontífice.
Se trata de unas tarjetas ("Txartelas") con la foto de un cardenal, su nombre, país y edad.
NO SE REZA PARA QUE ESE CARDENAL SEA PAPA sino para que sea iluminado por el Espíritu Santo.
SONRIO.
Aunque la vida me golpee, aunque no todos los amaneceres sean hermosos, aunque se me cierren las puertas. sonrío.
SUEÑO.
Porque soñar no cuesta nada y alivia mi pensamiento, Porque quizás mi sueño pueda cumplirse , Porque soñar me hace feliz.
LLORO.
Porque
llorar purifica mi alma y alivia mi corazón, Porque mi angustia
decrece, aunque solo sea un poco. Porque cada lágrima es un propósito de
mejorar mi existencia.
AMO.
Porque amar es vivir, Porque si amo, quizás reciba amor ,Porque prefiero amar y sufrir, que sufrir por no haber amado nunca.
COMPARTO.
Porque al compartir crezco, Porque mis penas, compartidas, disminuyen Y mis alegrías se duplican.
Sonrío, sueño, lloro, amo, comparto.¡Vivo.!
Y por ello doy gracias a Dios, por un día más.
Si nadie me ama, tu alegría es amarme.
Si lloro, tu deseo es consolarme.
Si soy débil, Tú eres mi fuerza y mi energia.
Si nadie me necesita, Tú me buscas.
Si estoy vacío, tu plenitud me colmará.
Si quiero caminar, Tú vienes conmigo.
Si te llamo, Tú siempre vienes.
Si me pierdo, Tú me buscas sin cesar.
Si estoy cansado, tú eres mi descanso.
Si peco, tú eres mi perdón.
Si te pido, Tú eres don para mí.
Si te necesito, me dices: Aquí estoy dentro de ti.
Si estoy a oscuras, Tú eres luz para mis pasos.
Si tengo hambre, Tú eres pan de vida para mí.
Si soy infiel, Tú eres fiel.
Si quiero conversar, Tú me escuchas siempre.
Si te miro, veo la verdad de mi corazón.
Si todos me olvidan, tus entrañas se estremecen recordándome.
Si no tengo a nadie, te tengo a Ti.
Si soy silencio, Tu palabra habitará en mi corazón.
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