VATICANO,
17 Mar. 13 / 08:50 am (ACI/EWTN Noticias).- En el primer rezo del
Ángelus que presidió en la Plaza de San Pedro desde el comienzo de su
Pontificado, el Papa Francisco aseguró que Dios “es el Padre amoroso que
perdona siempre y cuyo corazón está lleno de misericordia para todos
nosotros”.
Frente
a la multitud de decenas de miles de fieles reunida, el Santo Padre
expresó su felicidad por saludar a todos “en domingo, en el día del
Señor”.
“Esto
es hermoso e importante para nosotros cristianos, reunirnos el domingo,
saludarnos, hablarnos como ahora aquí, en la plaza. Una plaza que,
gracias a los medios de comunicación, tiene la dimensión del mundo”,
señaló.
El
Papa indicó que “en este quinto domingo de Cuaresma, el Evangelio nos
presenta el episodio de la mujer adúltera, a la que Jesús salvó de la
condena a muerte. Nos conmueve la actitud de Jesús: no escuchamos
palabras de desprecio, no escuchamos palabras de condena, sino sólo
palabras de amor, de misericordia, que invitan a la conversión”.
“’Tampoco
yo te condeno ¡Vete y ya no vuelvas a pecar!’ ¡Oh, hermanos y hermanas,
el rostro de Dios es el de un padre misericordioso, que siempre tiene
paciencia!”, señaló.
“¿Habéis
pensado en la paciencia de Dios, la paciencia que tiene con cada uno de
nosotros? ¡Eh, esa es su misericordia! Siempre tiene paciencia: tiene
paciencia con nosotros, nos comprende, nos espera, no se cansa de
perdonarnos si sabemos volver a Él con el corazón contrito”.
El
Santo Padre recordó un episodio particular que le ocurrió cuando aún
era Obispo, en 1992, con ocasión de que “llegó a Buenos Aires la Virgen
de Fátima y se hizo una gran misa para los enfermos. Fui a confesar, a
aquella Misa”.
“Casi
al final de la Misa me levanté porque tenía que administrar una
confirmación. Vino hacia mí una mujer anciana, humilde, muy humilde, de
más de ochenta años. La miré y le dije: ‘Abuela –porque allí llamamos
así a los ancianos– abuela, ¿se quiere confesar?’ ‘Sí’, me dijo. ‘Pero
si usted no ha pecado...’ Y ella me dijo: ‘Todos tenemos pecados’...
‘Pero el Señor ¿no la perdona?’. ‘El Señor perdona todo’, me dijo,
segura. ‘Pero, ¿cómo lo sabe usted, señora?’. ‘Si el Señor no perdonase
todo, el mundo no existiría’”.
En
ese momento, recordó el Papa, “me entraron ganas de preguntarle:
‘Dígame, señora, usted ha estudiado en la Universidad Gregoriana?’,
porque esa es la sabiduría que da el Espíritu Santo: sabiduría interior
de la misericordia de Dios”.
“No olvidemos esta palabra: ¡Dios nunca se cansa de perdonarnos, nunca!”.
El
Santo Padre indicó que “el problema es que nosotros nos cansamos de
pedir perdón! Pero Él nunca se cansa de perdonar. Somos nosotros los
que, a veces, nos cansamos de pedir perdón. Y no tenemos que cansarnos
nunca, nunca”.
“Tenemos
que aprender a ser más misericordiosos con todos. Invoquemos la
intercesión de la Virgen María, que ha tenido en sus brazos a la
Misericordia de Dios hecho hombre”, concluyó, antes de rezar el Ángelus.
Al
concluir la oración mariana, el Papa saludó a los fieles que colmaron
la Plaza de San Pedro y agradeció “vuestra acogida y vuestra oración”.
“Os
pido que recéis por mí. Renuevo mi abrazo a los fieles de Roma y lo
extiendo a todos vosotros, que habéis venido de varias partes de Italia y
del mundo, así como a aquellos que se unen a nosotros a través de los
medios de comunicación”, dijo.
El
Papa recordó que eligió el nombre “del santo patrono de Italia, San
Francisco de Asís y esto refuerza mis lazos espirituales con esta
tierra, de la que, como sabéis, es originaria mi familia”.
“Pero
Jesús nos ha llamado a ser parte de una nueva familia: su Iglesia; esta
familia de Dios, para caminar juntos por los caminos del Evangelio.
¡Que el Señor os bendiga y la Virgen os proteja! Y no os olvidéis de
esto: El Señor nunca se cansa de perdonar. Somos nosotros los que nos
cansamos de pedir perdón”, remarcó.
“Buen domingo y que os aproveche el almuerzo”, concluyó el Papa, recibiendo una intensa ovación de los fieles y peregrinos.
VATICANO,
16 Mar. 13 / 12:47 pm (ACI/EWTN Noticias).- El Papa Francisco explicó
esta mañana, al reunirse con más de seis mil periodistas en el Aula
Pablo VI, la razón por la que eligió el nombre de Francisco, señalando
que, en un momento determinado “el nombre ha entrado en mi corazón:
Francisco de Asís”.
El
Santo Padre recordó que “algunos no sabían por qué el Obispo de Roma ha
querido llamarse Francisco. Algunos pensaban en Francisco Javier, en
Francisco de Sales, también en Francisco de Asís”.
“Les
contaré la historia. Durante las elecciones, tenía al lado al arzobispo
emérito de San Pablo, y también prefecto emérito de la Congregación
para el clero, el cardenal Claudio Hummes: un gran amigo, un gran amigo.
Cuando la cosa se ponía un poco peligrosa, él me confortaba”, recordó.
El
Papa señaló que “cuando los votos subieron a los dos tercios, hubo el
acostumbrado aplauso, porque había sido elegido. Y él me abrazó, me
besó, y me dijo: ‘No te olvides de los pobres’”.
“Y
esta palabra ha entrado aquí: los pobres, los pobres. De inmediato, en
relación con los pobres, he pensado en Francisco de Asís. Después he
pensado en las guerras, mientras proseguía el escrutinio hasta terminar
todos los votos”.
El Santo Padre señaló que “Francisco es el hombre de la paz. Y así, el nombre ha entrado en mi corazón: Francisco de Asís”.
“Para
mí es el hombre de la pobreza, el hombre de la paz, el hombre que ama y
custodia la creación; en este momento, también nosotros mantenemos con
la creación una relación no tan buena, ¿no? Es el hombre que nos da este
espíritu de paz, el hombre pobre”.
“¡Ah, cómo quisiera una Iglesia pobre y para los pobres!”, manifestó.
El
Papa también señaló que tras la elección del nombre Francisco “algunos
hicieron diversos chistes: ‘Pero tú deberías llamarte Adriano, porque
Adriano VI fue el reformador, y hace falta reformar...’. Y otro me
decía: ‘No, no, tu nombre debería ser Clemente’. ‘Y ¿por qué?’.
‘Clemente XV: así te vengas de Clemente XIV, que suprimió la Compañía de
Jesús’”.
“Son bromas”, indicó en tono jovial el Papa.
Nunca te quejes de nadie ni de nada, porque fundamentalmente tú has hecho lo que querías en tu vida.
Acepta la dificultad de edificarte a ti mismo y el valor de empezar corrigiéndote.
El triunfo del verdadero hombre, surge de las cenizas de su error.
Nunca
te quejes de tu soledad o de tu suerte, enfréntala con valor y
acéptala. De una manera u otra, es el resultado de tus actos, y prueba
de que tú siempre has de ganar.
No
te amargues de tu propio fracaso, ni se lo cargues a otro; acéptate
ahora, o seguirás justificándote como un niño. Recuerda que cualquier
momento es bueno para comenzar y que ninguno es tan terrible para
claudicar.
No olvides que la causa de tu presente es tu pasado, así como la causa de tu futuro será tu presente.
Aprende de los audaces, de los fuertes, de quien no acepta situaciones, de quien vivirá a pesar de todo.
Piensa menos en tus problemas y más en tu trabajo, y tus problemas, sin eliminarlos, morirán.
Aprende
a nacer desde el dolor y a ser más grande que el más grande de los
obstáculos; mírate en el espejo de ti mismo y serás libre y fuerte y
dejarás de ser un títere de las circunstancias, porque tú
mismo eres tu destino.
Levántate y mira el sol por las mañanas y respira la luz del amanecer.
Tú
eres parte de la fuerza de tu vida, decídete y triunfarás en la vida;
nunca pienses en la suerte, porque la suerte es: "El pretexto de los
fracasados".
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