martes, 14 de mayo de 2013


* Ven, Espíritu de Sabiduría, de entendimiento, de ciencia, líbranos de nuestras cegueras y tinieblas, de nuestras dudas e indecisiones, de nuestros fanatismos y prejuicios. Llénanos de Tuy luz, gozosa luz, para que conozcamos la verdad, para que descubramos el misterio de la existencia. El misterio de cada persona y cada cosa, el misterio de Dios.

* Ven, Espíritu de fortaleza, para que venzamos nuestros miedos y debilidades, nuestros pesimismos y depresiones, nuestros apegos ataduras, nuestras parálisis y turbaciones. Cólmanos de tu santa audacia para que lleguemos a ser libres.

* Ven, Espíritu de piedad y santo temor, no nos dejes caer en autosuficiencia y el orgullo, en la ingratitud y el olvido, en falsos temores y escrúpulos, en desconfianzas y angustias, en las violencias y durezas de corazón. Danos un corazón humilde y misericordioso, benévolo y protector para lo pequeños.

* Ven, Espíritu de consejo, de prudencia, de tolerancia, de paciencia, ayúdanos a ser guía para el que dude, maestro para el que no sabe, sostén para el que vacila, estímulo para el inmaduro. Y enséñanos también a saber dudar, a dejarnos aconsejar, a pedir tu luz, a ser dócil a tus inspiraciones.

* Ven, Espíritu de consuelo, de gozo íntimo y alegría desbordante. Enjuga nuestras lágrimas, cura nuestras heridas, mitiga nuestros dolores, transforma nuestros sufrimientos y que sepamos llevar consuelo a los demás, transmitir a toda alegría y esperanza.

* Ven, Espíritu de amor, de ternura, de generosidad, de entrega. Haz arder nuestro corazón en tu santo fuego. Contágianos de tu misericordia. Tú, que eres Padre de los pobres, despójanos, haznos pobres para que sepamos amar. Tú, que eres comunión de Dios, pacifícanos para que vivamos la unidad. Dios-Amor, enséñanos a amar.

El día de Pentecostés el Espíritu Santo descendió sobre la comunidad y nos dejó sus regalos; es decir los dones del Espíritu; quien vive y utiliza estos regalos de Dios empieza a dar frutos abundantes; estos frutos se traducen en obras y actitudes; a saber:

La Audacia, que nos hace capaces de asumir tareas comunitarias sin temor a las dificultades, superar la tentación de caer en la apatía y el desánimo frente a lo que aparece como imposible de cambiar y nos conduce a poner su confianza en Dios.

El Dinamismo, que nos mantiene inquietos y nos llena de energía para participar en la vida de la comunidad, aportar iniciativas y capacidades de realización y celebrar activamente la presencia de Dios en sus vidas;

La Espontaneidad, que permite expresarse libremente ante la comunidad y buscar juntos lo mejor para todos respondiendo con gestos oportunos a los desafíos y acontecimientos de la vida diaria y celebrar comunitariamente su fe con sencillez y entusiasmo;

la Amistad, que nos hace querernos entre nosotros y dejarse querer por las personas, gustar de las acciones y de la vida en comunidad, disfrutar la gratuidad de los momentos para encontrarse con todos los miembros de la Iglesia y compartir y ser así manifestación del amor de Dios;

el Esfuerzo, que nos ayuda a hacer suyas las aspiraciones de la comunidad, a comprometerse en la defensa de la vida y de los derechos humanos, a no desanimarse o cruzarse de brazos frente a las situaciones de pobreza e injusticia y a jugarse todo siempre por la causa del Reino;

la Solidaridad, que nos impulsa a hacer suyo el espíritu del Buen Samaritano (Lc 10,25-37), a ser sensibles para compartir y combatir las miserias de la condición humana y los sufrimientos de nuestra  Iglesia y a no cansarse de levantar a los caídos del camino y ofrecer esperanza a los que viven en la marginalidad.

La Alegría, que nos motiva a seguir celebrando como comunidad la fiesta de la vida aún en medio de las dificultades y obstáculos de cada día, porque en ella Dios se hace presente para renovar el triunfo de la vida sobre la muerte y reafirmar el compromiso de todos.

la Creatividad, que despierta los intereses y anima los sentimientos más hondos del corazón de los jóvenes, les permite expresar comunitariamente a través del arte, la poesía, la música y el baile, la presencia de Dios Creador en medio de su pueblo y les ayuda a comprender mejor y profundizar el misterio mismo de la vida.

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