viernes, 28 de junio de 2013

LA CREACIÓN

La Creación (Génesis 1, 1-31)

En el comienzo de todo, Dios creó el cielo y la tierra. La tierra no tenía entonces ninguna forma; todo era un mar profundo cubierto de oscuridad, y el espíritu de Dios se movía sobre el agua.
Entonces Dios dijo: “¡Que haya luz!” Y hubo luz. Al ver Dios que la luz era buena, la separó de la oscuridad y la llamó “día”, y a la oscuridad la llamó “noche”. De este modo se completó el primer día.
Después Dios dijo: “Que haya una bóveda que separe las aguas, para que estas queden separadas.” Y así fue. Dios hizo una bóveda que separó las aguas: una parte de ellas quedó debajo de la bóveda, y otra parte quedó arriba. A la bóveda la llamó “cielo”. De este modo se completó el segundo día.
Entonces Dios dijo: “Que el agua que está debajo del cielo se junte en un solo lugar, para que aparezca lo seco.” Y así fue. A la parte seca Dios la llamó “tierra”, y al agua que se había juntado la llamó “mar”.
Al ver Dios que todo estaba bien, dijo: “Que produzca la tierra toda clase de plantas: hierbas que den semilla y árboles que den fruto.” Y así fue. La tierra produjo toda clase de plantas: hierbas que dan semillas y árboles que dan fruto. Y Dios vio que todo estaba bien. De este modo se completó el tercer día.
Entonces Dios dijo: “Que haya luces en la bóveda celeste, que alumbren la tierra y separen el día de la noche, y que sirvan también para señalar los días, los años y las fechas especiales.” Y así fue. Dios hizo las dos luces: la grande para alumbrar de día y la pequeña para alumbrar la noche. También hizo las estrellas. Dios puso las luces en la bóveda celeste para alumbrar la tierra de día y de noche, y para separar la luz de la oscuridad, y vio que todo estaba bien. De este modo se completó el cuarto día.
Luego Dios dijo: “Que produzca el agua toda clase de animales, y que haya también aves que vuelen sobre la tierra.” Y así fue. Dios creó los grandes monstruos del mar, y todos los animales que el agua produce y que viven en ella, y todas las aves.
Al ver Dios que estaba bien, bendijo con estas palabras a los animales que había hecho: “Que tengan muchas crías y llenen los mares, y que haya muchas aves en el mundo.” De este modo se completó el quinto día.
Entonces Dios dijo: “Que produzca la tierra toda clase de animales: domésticos y salvajes, y los que se arrastran por el suelo.” Y así fue. Dios hizo estos animales y vio que todo estaba bien.
Entonces dijo: “Ahora hagamos al hombre a nuestra imagen. Él tendrá poder sobre los peces, las aves, los animales domésticos y los salvajes, y sobre los que se arrastran por el suelo.”
Cuando Dios creó al hombre, lo creó a su imagen; varón y mujer los creó, y les dio su bendición: “Tengan muchos, muchos hijos; llenen el mundo y gobiérnenlo; dominen los peces y las aves, y a todos los animales que se arrastran.”
Después les dijo: “Miren, a ustedes les doy todas las plantas de la tierra que producen semilla, y todos los árboles que dan fruto. Todo eso les servirá de alimento. Pero a los animales salvajes, a los que se arrastran por el suelo y a las aves, les doy la hierba como alimento.” Así fue, y Dios vio que todo lo que había hecho estaba muy bien. De este modo se completó el sexto día.

(Texto tomado de “La Biblia. Palabra de Dios”. Editorial Paulinas Argentina)

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