Cada día tiene su cruz. La cruz nos lleva al camino de la gloria, de la vida. Pero no podemos llegar a la meta sin la cruz.
Cuando
cargamos con la cruz de corazón nos negamos a nosotros mismos, porque
no pensamos en clave egoísta sino que sintonizamos con Aquel que cargó
con el madero.
Cada
día tiene sus cruces o la misma cruz. La cruz es árbol de donde también
brota la esperanza. No podemos quedarnos en una visión negativa u
oscura. La fe nos lleva a la Vida e ilumina la vida presente.
Cojamos
cada uno nuestra cruz y animemos a nuestros hermanos a cargar con la
suya. Cada uno tenemos las nuestras. Y si podemos, seamos un poco
cirineos de aquellos que no puedan con la suya. Es la manera más hermosa
de morir a nosotros mismos.
Contemplemos nuestra agenda, nuestro tiempo, en clave de donación y de amor.
Dibujo: Patxi Velasco FanoTexto: Fernando Cordero ss.cc.
Señor,
Tú nos dijiste: “La mies es mucha y los obreros pocos”. Nos invitaste a
trabajar en tu campo, sin exigir cualificación. En tu campo cabemos
todos. A principio de curso aceptamos esta invitación y ahora te
presentamos la cosecha.
Nos
entregaste unos talentos: “Trabajad con ellos y al final dadme cuenta”.
Hoy te los presentamos. Con mayor o menor empeño, de aquellos talentos,
Señor, unos rindieron el 30, otros el 20 o el 10, pero nadie los enterró
por miedo.
Nos pediste: “Sed luz
en la tierra”. Como aquella lamparita que al ponerse el sol y no saber
quién sustituiría su luz dijo:”se hará lo mejor que se pueda”. Hemos
intentado alumbrar, para que la oscuridad no bloqueara nuestro camino. A
veces, aún sin luz, es necesario avanzar, incluso sin conocer el
camino. La oración de cada mañana, y todas nuestras celebraciones, han
sido la herramienta.
Nos enseñaste
que tu preferencia eran los más débiles, los más indefensos: los niños,
los que sufren a causa de las catástrofes, la falta de oportunidades de
estudio, la dejadez de sus familias o la falta diaria de alimento. Para
ellos hemos trabajado en nuestras aulas, en nuestras campañas, en
nuestra sensibilización. Hemos trabajado para que tu enseñanza no
quedara estéril.
Nos
dijiste: “No he venido a ser servido, si no a servir”. El trabajo
servicial y animoso de mucha gente en este curso ha permitido que
nuestras fiestas, encuentros, convivencias, la administración del
centro, la comida, la atención telefónica, el mantenimiento de las
instalaciones, la limpieza del centro… hayan funcionado como una máquina
bien engrasada un año más. Todo esto es también testigo y ejemplo de
servicio.
Nos
prometiste: “Yo estaré con vosotros hasta el fin de los tiempos”.
Confiamos en tu Palabra, y vamos viendo como cada día se hace realidad.
En tantos gestos, miradas, silencios, denuncia de injusticias, palabras
de ánimo, acompañamientos, risas… Has estado con nosotros, aunque a
veces no te reconozcamos.
Nos
legaste un mandamiento: “Amaos, no de cualquier manera, si no como yo
os he amado”. Intentarlo, lo hemos intentado. Aunque a veces el trabajo
nos desborde, los alumnos nos agoten o nos echen pulsos. Tú Señor, sabes
que aún así los hemos amado.
Hoy
también nos dices: “A quién mucho ama, mucho se le perdona”. Nuestro
deseo, nuestra inquietud, nuestro anhelo es: trabajar, alumbrar,
cumplir, servir, amar. Y en todo ello no tomarnos vacaciones.
Gracias,
Señor, porque Tú, como Maestro por excelencia, nos enseñaste la
práctica. Nos acompañaste y ayudaste a lo largo del curso que ahora
termina. Gracias, porque a pesar de nuestras debilidades, infidelidades,
comodidades, miedos e ingratitudes, Tú, nuestro buen Dios, seguirás
estando siempre a nuestro lado, acompañando nuestra historia. Contamos
contigo y sabemos que Tú también cuentas con nosotros para la
construcción de tu Reino. Gracias por el descanso que ahora vamos a
disfrutar. GRACIAS BUEN MAESTRO.
Señor, te comparto mi deseo:
Que mi oído esté
atento a tus susurros.
Que el ruido cotidiano
no tape tu voz.
Que te encuentre,
y te reconozca
y te siga.
Que en mi vida brille tu luz.
Que mis manos estén abiertas para dar y proteger.
Que mi corazón tiemble con cada hombre y mujer que padecen.
Que acierte para encontrar un lugar en tu mundo.
Que mi vida no sea estéril.
Que deje un recuerdo cálido en la gente que encuentre.
Que sepa hablar de paz, imaginar la paz, construir la paz.
Que ame, aunque a veces duela.
Que distinga en el horizonte las señales de tu obra.
Todo esto deseo, todo esto te pido, todo esto te ofrezco, Padre
Amén!
Olaizola S.J
Que mi oído esté
atento a tus susurros.
Que el ruido cotidiano
no tape tu voz.
Que te encuentre,
y te reconozca
y te siga.
Que en mi vida brille tu luz.
Que mis manos estén abiertas para dar y proteger.
Que mi corazón tiemble con cada hombre y mujer que padecen.
Que acierte para encontrar un lugar en tu mundo.
Que mi vida no sea estéril.
Que deje un recuerdo cálido en la gente que encuentre.
Que sepa hablar de paz, imaginar la paz, construir la paz.
Que ame, aunque a veces duela.
Que distinga en el horizonte las señales de tu obra.
Todo esto deseo, todo esto te pido, todo esto te ofrezco, Padre
Amén!
Olaizola S.J
Hemos
comprobado que la vida es vida, es bella, pero nosotros la complicamos
todos los días, no nos damos cuenta que debemos cerrar capítulos y ver
hacia adelante. Por eso, ahora, lo importante es poder dejar ir momentos
de la vida que se van clausurando. ¿Terminó tu trabajo? ¿Se acabó la
relación? ¿No hiciste cuanto querías? ¿Has roto con alguien? ¿No fuiste
la persona buena que deseabas? Puedes pasar mucho tiempo de tu presente
"revolcándote" en los porqués, en devolver el cassette y tratar de
entender por qué sucedió tal o cual hecho.
El
desgaste va a ser infinito porque en la vida, tú, tus amigos, tus
hijos, tus hermanas, todos y todas estamos abocados a ir cerrando
capítulos. A pasar la hoja. A terminar con etapas o con momentos de la
vida y seguir para adelante. No podemos estar en el presente añorando el
pasado. Ni siquiera preguntándonos por qué. Lo que sucedió, hecho está.
Y hay que soltar, hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos,
ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener
vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros. ¡No, los
hechos pasan y hay que dejarlos ir!. Quizás, con un corazón sencillo,
limítate a pedir perdón, a reconocer que aún te queda mucho por andar y
por convertirte. Pero cierra esta parte de tu libro.
Hay
que dejar ir, hay que pasar la hoja, hay que vivir solo lo que tenemos
en el presente. El pasado ya pasó. No esperes que te devuelvan, no
esperes que te reconozcan, no esperes que alguna vez se den cuenta de
"quién eres". No, suelta. Con el resentimiento, al encender "tu
televisor" personal para darte y darle al asunto, lo único que consigues
es dañarte mentalmente, envenenarte, amargarte. La vida va hacia
adelante, nunca para atrás. Porque si andas por la vida dejando "puertas
abiertas", por si acaso, nunca podrás desprenderte ni vivir lo de hoy
con satisfacción. Noviazgos o amistades que no clausuran, posibilidades
de "regresar" (¿a qué?), necesidad de aclaraciones, palabras que no se
dijeron, silencios que lo invadieron. ¡Si puedes enfrentarlos ya y
ahora, hazlo!
Si
no, déjalo ir, cierra capítulos, y deja el pasado en las manos
misericordiosas del Padre. Convéncete, que no vuelve. Pero no por
orgullo ni por soberbia sino porque tú ya no encajas allí: en ese lugar,
en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en ese escritorio, en
ese oficio, ya no eres el mismo que se fue, hace dos días, hace tres
meses, hace un año, por lo tanto, no hay nada a qué volver.
Cierra
la puerta, pasa la hoja, cierra el círculo. Ni tu serás el mismo ni el
entorno al que regreses será igual porque en la vida nada se queda
quieto, nada es estático. Es salud mental, amor por ti mismo,
despréndete de lo que ya no está en tu vida. Recuerda que nada ni nadie
es indispensable, ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo, porque
cuando llegaste a este mundo lo hiciste sin ese adhesivo, por lo tanto
es costumbre vivir pegado a él y es un trabajo personal aprender a vivir
sin él, sin el adhesivo humano o físico que hoy te duele dejar ir.
Es
un proceso de aprender a desprenderse y humanamente se puede lograr
porque, te repito, nada ni nadie nos es indispensable. Solo es
costumbre, apego, necesidad. Pero, cierra, clausura, limpia, tira,
oxigena, despréndete, sacude, suelta.
Recuerda
aquello que decía Jesús: “Por lo demás, ¿quién de vosotros puede, por
más que se preocupe, añadir un solo codo a la medida de su vida?” (Mt
6,27)
La Iglesia reconoce un nuevo milagro por la intercesión de Juan Pablo II que permite su canonización
Podría ser canonizado el 20 de octubre de 2013
La
comisión teológica de la Congregación para la Causa de los Santos ha
aprobado el segundo milagro que se produjo por intercesión del papa Juan
Pablo II, después de ser beatificado, según informan hoy fuentes
vaticanas. Este reconocimiento abre paso a la canonización del papa
polaco, pero debe ser aprobado por la comisión de cardenales y recibir
el visto bueno definitivo del papa Francisco. Todavía no se ha dado a
conocer la naturaleza de este segundo milagro.
(Efe)
Aunque todavía no se ha dado oficialmente ninguna fecha, Juan Pablo II
podría ser proclamado santo el próximo domingo 20 de octubre, fecha que
ya se barajaba por su cercanía al 35 aniversario de su pontificado,
entre el 16 de octubre de 1988 en que fue elegido papa y el 22 en que
presidió la misa de entronización.
El
1 de mayo de 2011 Benedicto XVI proclamó beato a su antecesor, Juan
Pablo II (1920-2005), después de que se le atribuyera el milagro de sor
Marie Simon Pierre, quien se curó de manera inexplicable para la ciencia
de la enfermedad de Parkinson que padecía.
Si
vivimos el presente siempre sentiremos ese niño que fuimos, ese joven
que soñaba, ese adulto que tenía proyectos... Aunque tengamos 80 años no
nos percatamos de las experiencias vividas porque en realidad nuestro
niño, nuestro joven y nuestro adulto son una misma cosa que se concreta
en nuestro hoy.
Es
interesante asomarse alguna vez al niño que fuimos, para acoger nuestra
historia, para saborear todo lo bueno que depositó en nosotros las
experiencias vividas y para asumir o acoger las experiencias dolorosas
que nos marcaron para siempre.
Ese
niño no está muy lejos, sigue viviendo en nuestro interior y con
frecuencia reclama nuestra atención para recordarnos quienes somos y lo
que vivimos.
Nuestro
niño no está muy lejos, sigue ahí y nos recuerda que vale la pena
nacer, vivir, experimentar... y que todo lo bueno o lo menos bueno que
hemos vivido, hoy nos configura en un momento y tiempo concreto... en
nuestro Hoy.
No
dejes de mirar a tu niño pequeño pues de él aprenderás los tesoros de
la inocencia, la ingenuidad, la fantasía, sinceridad y libertad.
Encar_AM
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