lunes, 23 de diciembre de 2013

Reflejos de Luz

Bienaventurada sea la Navidad,
porque nos trae la paz que el mundo no nos da
Bienaventurada sea la Navidad,
porque la fe es camino para llegar a Dios
Bienaventurada sea la Navidad,
porque lo grande lo convierte en pequeño
Bienaventurada sea la Navidad,
porque una estrella ilumina el firmamento
Bienaventurada sea la Navidad,
porque Dios toma la forma de humano
Bienaventurada sea la Navidad,
porque las distancias se acortan
Bienaventurada sea la Navidad,
porque el corazón del hombre se ennoblece
Bienaventurada sea la Navidad,
porque los adversarios se dan la mano
Bienaventurada sea la Navidad,
porque el amor desciende a la tierra
Bienaventurada sea la Navidad,
porque los sencillos ven a Dios
Bienaventurada sea la Navidad,
porque los pobres son ricos
Bienaventurada sea la Navidad,
porque el silencio habla del Misterio de Dios
Bienaventurada sea la Navidad,
porque la tensa calma, nos trae un acontecimiento: Jesús
Bienaventurada sea la Navidad,
porque un Niño nos enseña el camino para ser felices: Dios
Bienaventurada sea la Navidad,
porque, al nacer Jesús, es la Noche Buena más importante del año
Bienaventurada sea la Navidad,
porque unos pastores nos enseñan su riqueza: la bondad
Bienaventurada sea la Navidad,
porque unos reyes nos indican su realeza: sólo Dios es rey

J.Leoz

La noche del 24 de diciembre María y José llegaron a Logroño después de un largo viaje. María estaba embarazada y esperaba la llegada de su primer hijo: Jesús.

Era una noche muy fría y nevada por la ciudad de Logroño. Rápidamente San José quiso buscar un lugar donde cobijarse y pasar la noche con María. Llamó a una puerta y a otra, fue a un hotel y a otro… pero todas las habitaciones estaban ocupadas, claro era el día 24 de diciembre, una fecha muy importante y señalada donde todos estamos con nuestras familias.

José veía que la noche avanzaba y no encontraban ningún lugar donde poder dormir. Por fin, después de dar muchas vueltas, llegaron a la calle Galicia y se sorprendieron al ver las luces de un gran edificio encendidas, ¿sabéis cuál era ese edificio? Pues ni más ni menos que el Colegio de las Agustinas. Pero, ¿y estaba abierto esa noche? Pues sí, los niños y profes del cole estaban preparándose para celebrar la Navidad y todos juntos estaban cantando villancicos junto al portal de Belén. En cuanto oyeron llamar a la puerta los niños corrieron a decir a Sor Anuncia y Margarita que la abrieran pues habían visto desde la ventana a un matrimonio muy jovencito pasando mucho frío.

Y sin esperar a penas tiempo, se fueron a por las llaves de la puerta y rápidamente les hicieron un huequito en la clase donde estaban cantando y disfrutando de esa noche tan especial.

Ellos le contaron quién eran y que estaban de paso para Belén y los niños contentos de tenerles entre ellos les ofrecieron algo para comer, unas mantas para el frío y un lugar calentito donde poder pasar la noche.

Y entre villancico y villancico María dio a luz a Jesús y a los primero que vio y regaló una sonrisa fue a aquellos que antes de haber nacido Él, le quisieron y acogieron en su cole y también en su corazón.

Muchas gracias y feliz Navidad para todos.
Por aquellos días salió un decreto de César Augusto para que se empadronara todo el mundo. Éste es el primer censo que se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Todos iban a empadronarse, cada uno a su ciudad. También José, por ser descendiente de David, fue desde la ciudad de Nazaret de Galilea a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, para empadronarse con María, su mujer, que estaba encinta. Mientras estaban allí se cumplió el tiempo del parto, y dio a luz a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo reclinó en un pesebre, porque no encontraron sitio en la posada.

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