Busca
la luz. No te quedes con una pequeña lámpara o una linternita. Juan no
es la luz. La gente que nos encandila no es la luz. Nuestros pequeños o
grandes ídolos no son la luz. El Mesías es la LUZ. La única luz que
puede encender nuestra mecha, esa mecha que busca ser prendida por el
que es la LUZ. Esa mecha que solo queda satisfecha con una LUZ que
ilumina en la oscuridad, que vence a la muerte, que elimina los odios,
que nos concede la paz, que guía a aquellos que quieren adentrarse en el
camino único de Belén. Y lo hace desde la alegría del brillo que ofrece
el Amor.
domingo, 16 de diciembre de 2012
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