Cuentan
que en el mar había un pez muy preguntón. Quería saber dónde estaba el
océano y por más que se lo indicaban, no lo veía. El sólo veía agua.
Otra
vez un pez chiquito le pregunto a su mamá dónde estaba el mar. La mama
pez se rió y le dijo: al mar no se le ve porque estamos en su panza,
nosotros estamos dentro del mar y somos muy pequeñitos para verle y
agradecerle que nos da la vida. Así nos pasa a nosotros.
¿Y
nosotros? ¿NO somos como esos peces? En estas Navidades Dios no está
entre los regalos, los anuncios, las comidas especiales, el gastar más…
Dios está entre nosotros, entre los hombres y mujeres que nos rodean.
La
Navidad verdadera es buscar a Dios en los que nos rodean. Ahí está
Jesús, como el agua del océano. Desde que Dios se hizo hombre, a Él le
vemos entre nosotros.
En
Navidad es cuando tenemos que compartir más y perdonar, cuando tenemos
que acercarnos a todos porque en ellos está el mejor regalo de la
Navidad: Dios nuestro amigo.
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