miércoles, 5 de diciembre de 2012

Cuántas veces hemos participado de comidas comunitarias, de grupos de amigos, de trabajo,  en las cuales cada persona o familia lleva algo de alimentos para compartir con los demás, y al ponerlo en común se termina comiendo muy bien, alcanza para todos y a menudo, sobra. 
Jesús enseña a sus discípulos que es posible dar soluciones a las necesidades de la gente, si comprometemos nuestra propia aportación y trabajo para lograrlo. Cinco panes y dos peces pueden resultar insuficientes para alimentar a mucha gente, pero alcanzan para enseñar el milagro del compartir. Si todos damos de lo que tenemos, por poco que parezca, habrá para todos y en abundancia. 
A través de su ejemplo Jesús nos enseña a compartir solidariamente para que nadie pase necesidad. 
Si nos alimentamos con el cuerpo de Jesús debemos vivir como Jesús: acogiendo a los más pobres, atendiendo sus necesidades, preocupándonos de sus sufrimientos y carencias, comprometiéndonos en cambiar la situación de los que menos tienen, aportando nuestros bienes, conocimientos, tiempo y trabajo para que haya más justicia, organizando al pueblo para compartir, dando el ejemplo y el testimonio práctico… así habrá para todos y se realizará la voluntad del Padre, que creó los bienes de la tierra para toda la humanidad.

Encar_AM

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