Desde el corazón,
avanzo despacio por el camino de la vida.
No me detengo y poco a poco
me acerco hasta Belén,
donde sé que Tú, Jesús, me esperas
para darme un abrazo.
Desde el corazón,
te digo, Jesús, lo mucho que te quiero
y lo mucho que te necesito.
Échame una mano cuando me veas triste y cansado,
y no permitas que me pierda en esos caminos
que no me llevan a ti.
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