Mirar con los ojos del corazón supone estar dispuestos a olvidar, a perdonar, a compartir, a entregarnos...
Para
llevar el corazón en los ojos es necesario hacer ese trabajo interior
diario que nos ayude a salir de nosotros mismos, que nos impulse hacia
el otro sabiendo que en sus respuestas se reflejan nuestros actos.
Para
ver con el corazón necesitamos aclarar nuestra mirada con el agua que
da vida y que no se detiene en las apariencias ni en la falsedad del
vacío.
Cuando
miramos con el corazón nuestros ojos marrones, negros, azules... se
transforman en un bello arcoiris que irradia luz a quien se siente
mirado por nosotros.
Encar_AM
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