sábado, 26 de enero de 2013


Señor, dame calma, desacelera el ritmo de mi corazón silenciando mi mente.
Afirma mi paso con la visión del futuro.
Haz que encuentre la calma de las montañas.
Rompé en mi la tensión de mis nervios y músculos
con la dulce música de los arroyos que viven en mi memoria.
Haz que viva intensamente la paz del sueño.
Enseñame a tomar vacaciones de un minuto,
al detenerme a mirar una flor, al conversar con un amigo,
al contemplar un amanecer o al leer algunas líneas de un buen libro.
Recuérdame cada día la fábula de la liebre y la tortuga, para que sepa que vivir más intenso no quiere decir vivir más rápido y que la vida es más que aumentar la velocidad.
Haz que voltee hacia las ramas del roble que florece y que
comprenda que creció grande y fuerte porque creció despacio y bien.
Dame calma Señor, desacelera mi paso y pueda echar mis raíces en la buena tierra con lo que realmente vale,
para así crecer hacia las estrellas.

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