lunes, 7 de enero de 2013


Y ante el REY DE REYES, alabar y bendecir la grandeza
de un Dios, que sin necesidad de tanto, en el  llano ha caído
Dejar detrás de mí, palacios e imperios
tronos y vasallos, dominaciones y castillos
para postrarme ante Aquel que sólo tiene
el amor como almena
la pequeñez como defensa indefensa
y, como siervos y guardianes
a José y María que, sólo saben mirar,
contemplar y emocionarse ante el Misterio.
Pastores que, sorprendidos por tal mensaje,
dejaron tierras y ganados y marcharon a adorarle.
¡QUIEN FUERA MELCHOR!
Y decirte que, como Rey, mereces ya no sólo el oro
sino que toda rodilla se doble ante el AMOR
¡QUIEN FUERA GASPAR!
Para perfumar, con el incienso, al que siendo hombre
es Dios y hombre a la vez
o que, el aroma se desparramase por todos los valles
donde los hombres todavía desconocen la noticia de tu Nacimiento
¡QUIEN FUERA BALTASAR!
Para ofrendarte, además de cómo Rey y Dios,
la debilidad de lo que somos y que Tú compartes: nuestra humanidad
Te doy gracias, Señor,
porque –sin ser rey- he visto una estrella.
Una estrella que, en la noche oscura,
me ha invitado a seguirle, incluso en las horas amargas,
y, sus destellos, han hablado a mi corazón,
despertando mis sentimientos y mi curiosidad.
Una estrella que ha hecho posible el que yo, hombre y débil,
me postre ante Ti con la misma fe y con la misma emoción
de aquellos Reyes Magos.
Haz Señor, que después de haberte contemplado y rezado
Después de haberte ofrecido mi pobreza
vuelva a mi hogar con la firme promesa
de que tu nombre sea conocido, amado y publicado
por todos los confines de la tierra.
¡Gracias, Señor! ¡Gracias, mi Rey!

Javier Leoz

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