Al
que prepara el camino al Mesías, Juan el Bautista, le toca barrer los
caminos, quitar obstáculos, limpiar, arreglar la senda para que se pueda
transitar sin dificultad. Copiémonos de Juan. Vayamos detrás de él con
nuestra vela, intentemos prender luz de la llama de su profunda fe.
¡Pongámonos en camino, con ánimo, incansablemente! Merece la pena el
esfuerzo. No podemos quedarnos parados. Con el Bautista aprendemos a nos
ser protagonistas sino servidores, gente que señala dónde está Belén,
dónde está el misterio del Dios que se encarna y se hace pobre para
compartir nuestra vida. La esperanza del Adviento nos impulsa, es
dinámica, no se puede quedar quieta. ¡Adelante!
lunes, 3 de diciembre de 2012
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